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—Ven aquí —Nari llamó la atención de la dependienta y la chica se acercó a ella. Era ni más ni menos que la chica que había insultado antes a Anna y Janjan hace un rato.
—Nos viste aquí primero, ¿verdad? —preguntó y la chica asintió.
—Sí, miss Nari. ¿Hay algún problema? —preguntó la chica mirando a la mujer del sombrero negro que la había amenazado antes.
—Estábamos hablando de conseguir esta joya hasta que ella la robó —de repente dijo Verónica. Verónica se había enamorado de la joya a primera vista, no dejaría que esta chica la tuviera, no esta vez. No después de todo lo que Anna les ha hecho.
No podía creer que en un tiempo hubiera coaccionado a su hijo para que volviera con Anna. Ahora todo lo que siente por la joven es odio. Había soportado y fingido quererla durante años por su estúpida herencia, pero resulta que ya no es una tonta. Verónica no veía por qué fingir que le gustaba más. Especialmente porque ya no está dispuesta a casarse con su hijo Mack.