Becca
Al salir del consultorio médico y volver a mi apartamento, me encontraba en estado de shock, incapaz de articular una palabra. Me sentía atónita, sumida en la sorpresa. Durante todo el trayecto de regreso a casa, las lágrimas fluían sin cesar. Mis ojos se habían llenado de lágrimas durante los últimos treinta minutos que pasé sentada en el sofá de mi apartamento.
Allí estaba yo, sentada, reflexionando sobre cómo iba a comunicarle a James que estaba esperando su hijo. Había dado por sentado que nuestra relación había llegado a su fin. Pensé que seguiríamos adelante por caminos separados, y había incluso imaginado una vida junto a Neal. Pero el destino había decidido jugar su carta y me había dejado embarazada de un hombre que claramente no deseaba tener ninguna relación conmigo.