Ari miró alrededor del almacén, asimilando todo. Tal vez encontraría una pista de dónde estaba. Seguía escuchando el batir de las olas, como si estuviera cerca del océano, lo que significaba que estaba a unas horas del castillo. En cualquier caso, sería un largo camino de vuelta.
Una cosa era segura: no podía volver corriendo, incluso si lograba escapar. Pero, por otra parte, si lograba salir, podría encontrar fácilmente el camino de vuelta al castillo. Seguramente, alguien conocería el camino y podría llevarla.