Grayson marcó el número de la consulta del Dr. Parker en cuanto se encendió la ducha de Ari. Estaba muy emocionado por tener un hijo con ella, e igual de emocionado por saber el sexo. Aunque sabía que estaría bien de cualquier manera, sería bueno saber qué ropa comprar y qué planear. También tendría que crear un fondo para la universidad, pero esperaría hasta que estuviera más cerca el parto. Siempre supo que quería tener hijos, pero ahora que estaba ocurriendo, estaba más entusiasmado de lo que jamás hubiera imaginado.
—¿Hola? Oficina del Dr. Parker —anunció la recepcionista—. ¿En qué puedo ayudarle?
—Sí. ¿Tienen alguna cita disponible hoy? —preguntó Grayson—. Mi esposa, la princesa Ari Pierce de Estrea, necesita una ecografía.
—Bueno, no teníamos ninguna vacante. Pero acaba de abrirse una. ¿Podría estar aquí a la una?
Los labios de Grayson se curvaron en una sonrisa: —¡Sí! ¡Por supuesto! Eso sería genial. Gracias.