El hombre de las sombras apareció. Su figura tenía el mismo tono de gris que antes. Llamó a Waverly, pero ella seguía sin poder moverse; pues sus pies estaban pegados al suelo. Entonces empezó a llover y, cuando las gotas cayeron al suelo, se formó un humo verde a su alrededor que lo encapsuló. Cuando se disipó, había desaparecido.
Se despertó a la mañana siguiente en su nuevo dormitorio, viendo el dosel en forma de hada sobre su cabeza, cayendo en cascada por el marco de la misma. Se estiró y se levantó, dirigiéndose primero a la cómoda. De la noche a la mañana, Sawyer había hecho subir sus objetos del sótano y ahora se sumaban a la decoración su juego de pintura, los muebles, su bloc de dibujo y la caja llena de joyas, que estaba sobre el tocador.