Sin lugar a dudas, Fu Qingqing era fuerte, y también lo era He Guang. Sin embargo, esto no era motivo para que él retrocediera o tuviera miedo. Ya que había prometido ayudar a Li Ruoxiang, no había ninguna duda de que se haría cargo de las tres victorias sin la ayuda de nadie.
Li Ruoxiang miró profundamente en los ojos de Yang Chen y pudo ver que él seguía lleno de confianza.
Siendo ese el caso, decidió dejar que el joven tomara el mando.
De repente se dio cuenta de que cuando Yang Chen se levantó de esa manera, su postura y su paso eran bastante encantadores.
—¡Eres tú!
—¡Yang Chen!
Yang Chen se sorprendió al ver a He Guang y a Fu Qingqing, y de manera similar, ellos también se sorprendieron al verlo.
Por supuesto, su sorpresa era ligeramente diferente a la de Yang Chen, ya que para ellos no era extraño que él apareciera dentro de la Secta del Loto Verde.