—Je, pensé que había entrado en la habitación equivocada —dijo Basil con una risita.
—Cierra la puerta —dijo Jessica.
—Eh... ¿No es eso un poco inapropiado? —dijo Basil con una sonrisa amarga.
—Entonces, ¿es mejor si alguien me ve atrincherada en tu habitación a altas horas de la noche? —replicó Jessica con un tono enérgico.
Basil lo pensó y cerró rápidamente la puerta.
—Señorita Flack, es bastante tarde. ¿Por qué no está durmiendo? ¿Qué está haciendo sentada aquí? —preguntó Basil, pretendiendo desconocer la situación.
—¡Esperándote!
—¿Esperándome para qué?
—Esperándote para que expliques.
Basil tomó un profundo respiro, sonrió impotente y pensó para sí que definitivamente se trataba del incidente de hace un momento.
Sin embargo, considerando lo que había pasado y conociendo la personalidad de Jessica, hubiera sido raro que ella no demandara una explicación.