Bryan no dijo nada, pero su expresión era suficientemente clara para que Bella supiera la respuesta.
—¡Jesús! ¿Por qué te preocupa tanto que alguien me lastime? Este lugar está estrictamente protegido por la gente de mi esposo, tus amigos. Y Bryan, mi hermano mayor, no tiene ninguna posibilidad de hacerme daño. Lo enviaré al infierno antes de que lo haga. ¡Confía en mí! —dijo Bella con determinación.
Bryan no respondió; solo la siguió silenciosamente.
No pasó mucho tiempo antes de que llegaran frente a la casa de Isaac Donovan.
Bella se detuvo y se volvió para ver a Bryan. Él se detuvo a unos pasos detrás de ella.
—Joven señora, lo siento mucho, pero solo estoy siguiendo órdenes —dijo Bryan disculpándose, todavía intentando evitar su mirada penetrante.
Ella le sonrió.
—Está bien, Bryan. Entiendo. Sin embargo, entraré sola, y no necesitas seguirme.
—Pero, señora... su esposo me instruyó para— Bryan se detuvo cuando vio su señal de parar.