En el corazón de la Ciudad del Pecado, las luces de neón parpadeaban sobre las calles bulliciosas, proyectando un resplandor sobrenatural en las aceras de abajo.
En medio del caos animado, Elena y Evie siguieron al joven Liam al salir del bar después de presenciar un tenso altercado entre él y su padre.
El aire estaba cargado con el olor del alcohol y una mezcla de varios alimentos callejeros, creando una sobrecarga sensorial que contrastaba marcadamente con la pesadez emocional que flotaba en el aire.
Cuando alcanzaron a Liam, su pequeña figura parecía aún más vulnerable contra el telón de fondo de la atmósfera vibrante pero implacable de la ciudad.
Elena colocó suavemente una mano sobre el hombro de Liam, ofreciendo un apretón reconfortante. —Oye, está bien. Estamos aquí para ti.