—Nero, ¿qué te pasó? —Rainer no sabía si sentirse feliz o no después de ver la forma actual de su discípulo.
Aunque Nero todavía controlaba su cuerpo y parecía estar pensando correctamente, aún estaba preocupado de que esto pudiera ser solo algo temporal.
Si Nero realmente se había transformado en una Criatura Abisal, entonces ya no sería tratado como un Humano, sino como un enemigo con el que tendrían que lidiar cuando volviera del Calabozo Sagrado.
Gerald y Natasha también tenían expresiones complicadas en sus rostros. Nero era un prodigio que pertenecía a su Facción, y verlo así les producía amargura interior.
«Al final, aún guardaste tu rencor contra Lux», pensó Gerald. «En cuanto a lo que sucederá después, solo esperaremos hasta que esta misión termine».
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Natasha, quien servía como la sanadora de la Fortaleza de Wildgarde, entendía que sería extremadamente difícil revertir a Nero a lo que era antes de que la Semilla del Abismo se apoderara de su cuerpo.