Unos días después...
—Abuelo, te prometo que cuando regrese, traeré el Loto Blanco Sagrado para ayudar a curar a la abuela —dijo Cai de forma seria—. No te decepcionaré.
—Lo sé, pero también ten cuidado —respondió Maximiliano—. El Calabozo Sagrado no es fácil de conquistar. Si lo fuera, ya habría sido completado varias veces.
—Tranquilo, ya lo tenemos en la bolsa.
—Hah... nunca cambias, ¿verdad?
Maximiliano sacudió la cabeza impotente antes de cambiar su atención hacia Lux, quien estaba parado no muy lejos de ellos.
—Asegúrate de que Cai no haga nada temerario —dijo Maximiliano—. Los dejo a ella y a los jóvenes de mi tribu en tus manos.
Lux asintió. —Haré lo mejor que pueda.