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—¿Dar un regalo? —preguntó uno de los duques en tono de incredulidad y burla.
—¿Este mocoso está intentando sobornarnos? —dijo otro con una sonrisa burlona.
—Jajaja, no está mal. ¿Quiere que lo dejemos vivir a cambio de recompensas? Realmente nos subestima, ¿no es así? —comentaron entre risas.
Los Duques tenían una sonrisa burlona en sus rostros. Ni siquiera podían creer que Gabriel pudiera darles algo que atrajera su atención en lo absoluto. Además, incluso si tuviera algo bueno para dar, ¿y qué? Sabían que no podían dejar vivir a Gabriel ahora que el Emperador estaba aquí.
'Niño, veamos qué puedes dar. Si es algo bueno, todavía podemos tomarlo y luego matarte. ¿De verdad creíste que alguien aquí te dejaría vivir?' pensaba uno de ellos con desprecio.
Gabriel ni siquiera necesitaba mirar a los Duques para saber lo que estaban pensando. En este punto, los había leído completamente.