La tensión en el aire era casi tangible mientras Kaizen, el líder de los bandidos y el Capitán Aric se preparaban para el inminente enfrentamiento.
El silencio en el oscuro camino solo se rompía por el susurro del viento en los árboles cercanos, como si la misma naturaleza estuviera observando expectante.
Kaizen sostenía la Espada del Amanecer con una calma impresionante, su expresión seria. El filo de su espada brillaba intensamente a la luz de la luna, emitiendo un aura de poder que era innegable. El líder de los bandidos empuñaba una espada corta con una hoja serrada, mientras que el Capitán Aric sostenía una lanza con una punta afilada y reluciente, acompañado por otros soldados con armaduras brillantes.