```«¿Cuándo me volví tan inútil?» pensó Severus al ver a Sigfried llevarse a su ahijada.
Se podía ver la reticencia en los ojos de Asiva mientras pataleaba e intentaba liberarse del agarre de Siegfried, pero fue en vano ya que el hombre la tenía en una llave de cabeza apretada.
Poco a poco la distancia entre Severus y Asiva aumentaba.
Con cada paso que Sigfried daba hacia atrás, Severus sentía un dolor creciente en el corazón ya que en ese momento solo deseaba un milagro para salvar a su ahijada.
«Señor Perro Loco, si estás viendo estas atrocidades desde el cielo, por favor ayuda a este humilde seguidor tuyo y salva a esta niña. No creo poder vivir con esta vergüenza si la veo ser llevada una segunda vez» pensó Severus mientras miraba hacia los cielos y rezaba a su ancestro el Perro Loco.