—El campo de batalla se había abierto repentinamente con los enanos empujando por el centro mientras sus protectores mantenían la línea —comentó el narrador—. Cientos de enanos con espadas y martillos estaban destrozando a los orcos que los habían subestimado. Estos jóvenes enanos, impulsados por su sangre ardiente, estaban dispuestos a arriesgarlo todo para demostrar su orgullo enano. Los orcos se sorprendieron por este súbito embate, y muchos fueron asesinados antes de siquiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero una vez que recuperaron la compostura, comenzaron a atacar con todas sus fuerzas.