Blake aterrizó en la hierba húmeda y fue rápidamente atacado por un hombrecillo verde. Tenía una daga oxidada en su mano y llevaba un paño marrón alrededor de su cintura. Sus largas orejas puntiagudas y su nariz prominente eran rasgos distintivos de la raza de los duendes. Blake no dudó en lanzar una bola de fuego a su cara, haciendo que el duende explotara en pedazos de tierra. —Estos golems son realmente otra cosa —Blake soltó una risita mientras miraba a su alrededor. Se sabía que los duendes viajaban en manadas.