Merina abrió la puerta y entró con una expresión parpadeante. Podía percibir que su aura se había vuelto más poderosa, lo que solo podía significar que había subido de nivel. Pero, ¿cómo? Incluso si él sabía cómo, ¿cómo lo hizo tan rápido? Nunca había visto a un demonio de nivel 1 subir de nivel tan rápido sin ningún entrenamiento previo.
Sus ojos estaban llenos de curiosidad y asombro, aunque lo suprimió y preguntó haciendo una reverencia —¿En qué más puedo ayudarlo, Su Alteza?
—De ahora en adelante, llámame Maestro —Asher pensó que era mejor que ella se acostumbrara a llamarlo así para que no revelara accidentalmente su identidad en caso de que tuviera que abandonar el castillo.