—Señor Argos —dijo con calma Astaroth—. Me doy cuenta de que usted y yo no nos conocemos mucho, pero Aberon es amigo mío y tiene tanto derecho a estar aquí como usted. Y dado que soy la máxima autoridad aquí, no veo por qué tendría que ceder a usted en absoluto. Ahora siéntese de nuevo.
Un aura fría comenzó a filtrarse de Astaroth, mientras decía estas palabras. Aberon, desde detrás de él, solo sonrió al representante del gremio de magos, provocando que el hombre se enfureciera aún más.
—Rey Astaroth —dijo el mago con voz firme—. Con todo el respeto, este asunto no le concierne, y lo mejor sería que no se metiera. Este... traidor no tiene derecho a estar junto a otro mago sin un saludo adecuado a sus superiores.
El silencio permeó la sala, ya que incluso los recién llegados podían sentir la creciente tensión. León se recostó en su silla, curioso por saber a dónde conduciría esto.