—¿Ya sientes algo? —preguntó Anna, sabiendo que la respuesta seguiría siendo la misma que la de antes.
No había duda en su mente, Evelynn había perdido el acceso a su maná para siempre. Quizás eso era algo en lo que podría trabajar más tarde, una forma de controlar la duración.
Entre más lo pensaba, más lo pensaba. Pero eso solo eran detalles... ella lo había logrado, su poción era utilizable y Aiden podría usarla de la forma que quisiera.
Anna no tenía idea de qué quería hacer con ella, pero ni le importaba ni haría preguntas. Esa poción le había dado tantas ideas para proyectos futuros. De hecho, se sentía un poco en deuda por las ideas que le había dado a él.
Esa también era una de las razones por las que no le había dado la poción, porque conocía los riesgos que conllevaba esa versión.
—No... no siento nada, ayúdame —dijo Evelynn empezando a llorar frente a Aiden y Anna.