Rain, instintivamente sintonizado con el peligro, permanecía vigilante, intentando discernir el origen de estos inesperados disturbios sísmicos. A pesar de su suposición inicial, la ausencia de cualquier presencia hostil inmediata lo desconcertaba.
La naturaleza inexplicada de estos eventos sísmicos dejaba a todos en vilo, luchando con la incertidumbre de lo que podría venir después. Toda la población de la capital comenzó a moverse hacia los refugios subterráneos, pero Rain empezaba a pensar que incluso esos podrían colapsar... los temblores continuaron durante un rato, y no mostraban signos de detenerse.
Roan corría hacia su casa con todas sus fuerzas mientras Rain decidía usar su hechizo de lluvia para revisar todo el país. Para su sorpresa, no encontró nada extraño... ni siquiera en las mazmorras.
—¿Qué es esto? ¿Están todos bien por aquí? —preguntó Terra, ya que los temblores seguían incluso después de media hora.