Cuando Rain salió, sus ojos se posaron en el primer grupo que encontró: el de su padre. A pesar de las evidentes señales de agotamiento y heridas, los guerreros corrían con una velocidad notable. Algunos miembros del grupo llevaban a sus camaradas heridos desde el campo de batalla. Roan, Dana, Kei y Gila mantenían una vigilancia atenta sobre el grupo, pero Rain no lograba ver a su madre y abuelos entre ellos. La urgencia y determinación en sus movimientos insinuaban la gravedad de la situación, encendiendo un sentido de preocupación en el corazón de Rain...
Aunque llegaron un poco antes, Rain no podía ver que fueran perseguidos por ningún dragón... sería problemático si los monstruos decidieran atacar algún pueblo o aldea en el camino, aunque eso les daría tiempo para prepararse más.
—... Parece que tuvisteis una batalla del demonio aquí —Roan dijo cuando encontró a Rain—. Lamento no haber podido ganar más tiempo.