Rain estaba perplejo por los informes inusuales de sus guerreros estacionados cerca de los lugares donde se activaron los hechizos. Describían ocurrencias misteriosas: leves temblores en la tierra durante la noche, extraños agujeros que aparecían dentro de círculos dibujados en la tierra. Pero el aspecto más bizarro era la manera en que los animales parecían ser inexplicablemente atraídos hacia estas aperturas enigmáticas, como si alguna fuerza invisible los obligara.
Estos extraños desarrollos solo profundizaban la sensación de inquietud dentro del grupo, generando más preguntas que respuestas. Rain sabía que algo andaba mal, algo que necesitaba investigar más a fondo para desentrañar este enigma.
«Debes estar bromeando…», pensó Rain.
—Te ves asombrado, pero no exactamente confundido —dijo Roan después de que Rain leyera los últimos informes a todos, lo mismo estaba sucediendo en todas partes—. ¿Sabes algo?