—Eres un humano bastante extraño —dijo el emperador del mar—. Mi nombre es Seadrei, y te otorgaré el derecho de referirte a mí como tal. Seadir me habló de tus planes y lo que piensas respecto a estas herramientas anti-mágicas de las que hablaste. No ha nacido un descendiente entre uno de nosotros y un humano en los últimos quinientos años, pero he oído de mi padre que había una leyenda sobre tal acontecimiento. Los semi-humanos tendrían rasgos especiales, pero siempre eran aleatorios.
—Ya veo… entonces la clave no es la mezcla entre la sangre humana y la sangre de la gente del mar. Lo que verdaderamente determina son los involucrados —dijo Rain mientras se frotaba la barbilla pensativamente—. Lo más probable es que si un humano tuviera un hijo con varias sirenas, la descendencia tendría los mismos rasgos… la sangre humana lo afecta más porque nosotros no tenemos habilidades como las suyas… esto dicho, se suponía que fuera al revés.