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Tomando una respiración profunda, Rain se preparó para el desafío venidero. Ajustó su postura, bajándola para una mejor estabilidad. Su mirada permanecía fija en el dragón de tierra que se acercaba. Era hora de poner su plan en acción.
El dragón de tierra reconoció el desafío de Rain con un gruñido amenazante. Como un toro preparándose para embestir, raspó el suelo con sus enormes garras, creando surcos profundos en la tierra. Con un rugido ensordecedor, la colosal criatura se lanzó hacia adelante, cargando contra Rain con un poder implacable, con sus ojos fijos en su adversario.
Mientras el dragón de tierra se abalanzaba sobre él, Rain mantenía una vigilancia paciente, esperando ese instante crítico que no podía permitirse perder. Sus años de entrenamiento y maestría tanto en habilidades marciales como mágicas habían afinado su habilidad para aprovechar el momento perfecto en medio de la batalla.