La noticia de que su padre supuestamente se había unido al lado de los enemigos pesaba mucho en el corazón de Rain. No podía creer que su padre, valiente y noble, quien siempre había sido un protector inquebrantable del reino, pudiera traicionar a su gente y aliarse con sus adversarios. Sin embargo, los rumores eran persistentes, y se abrían paso en cada rincón del reino, lanzando una sombra de duda sobre el carácter de su padre.
Le resultaba difícil concentrarse durante su práctica de sanación, ya que su mente seguía divagando en pensamientos sobre el paradero de su padre y los rumores acerca de su presunta traición. La incertidumbre le roía, dejándolo inquieto y sin poder dormir por la noche.
—Abuelo, ¿la gente mágica también tiene el poder de controlar a los humanos? —preguntó Rain la mañana siguiente después de escuchar las noticias.
—Sus habilidades son difíciles de explicar, y se aseguran de mantener la mayoría de ellas ocultas a los demás —explicó Meiro.