Ricar, junto con Beatrix y Hannah, lo vieron todo. Tenían sus ojos fijos en Murkel mientras su cuerpo lograba sanarse del devastador ataque que Raze había logrado llevar a cabo.
Al verlo sanar, con ojo perspicaz, Ricar estaba seguro; había visto la sustancia roja viscosa. Una sustancia que se utilizaba en los híbridos, no había duda en su mente de que esa persona era un híbrido rojo.
—Solo uno ha aparecido en la existencia antes, y ahora ha aparecido de nuevo —murmuró Ricar para sí mismo.
—¿Qué deberíamos hacer? —preguntó Beatrix—. ¿Deberíamos entrar y ayudarles? Después de lo que dijiste sobre los peligros del híbrido rojo, ¿no significa eso que una vez más todas las facciones tendrán que unirse para derrotar a esa cosa?
Ricar estaba perplejo. Se preguntaba si lo más seguro para ellos en ese momento sería huir o ayudar de alguna manera.