Al final, todo salió de acuerdo al gran plan de Ater.
Los Nobles, Desertores y Dragones fueron todos eliminados el mismo día—cada uno apartado del tablero de una manera espectacular, aunque de forma natural. Mientras que la narrativa que se tejía siguiera siendo efectiva, no habría problema.
Los Nobles fueron asesinados por los Desertores, acabando así con ellos y con la molesta autoridad que ejercían en la Alianza.
El impacto económico y social que su caída iba a provocar hizo que el Consejo Real celebrara en silencio. La disolución de sus estados, la confiscación de sus activos, así como la creación masiva de espacios en el Sur, permitiría una mejor calidad de vida y un menor costo para los que vivían allí.
También habría menos resistencia a la gobernanza del Consejo Real.