—U-urh... —Los ojos de Rey se abrieron lentamente mientras emitía un leve gruñido en susurro.
Su cuerpo se sentía un poco rígido; casi como si no lo hubiera movido en semanas. Su visión estaba borrosa al principio, pero pronto se aclimató a la luz y los abrió completamente.
Al separar los labios, pronto fue capaz de sentir su entorno.
—Estoy... ¿Dónde estoy? —Expresó una ligera sorpresa mientras se sentaba en la magnífica cama en la que se encontraba.
—Es tan suave... y huele tan dulce.
Rey pudo ver que un campo de fuerza invisible rodeaba la cama, casi como un velo que cubría todo el perímetro. También sintió partículas de energía danzando en el aire, y tenían propiedades rejuvenecedoras.
—Quienquiera que me haya puesto aquí debe haberlo hecho con buenas intenciones, entonces... —Sus pensamientos se desviaron levemente mientras se desplazaba al lado de su cama y posaba sus dos pies en el suelo enlosado.
Se sentía... cálido.