Mientras amamantaba al pequeñín, Jia Li le acariciaba la espalda y le ponía una canción de cuna lenta que podía hacerla sentir somnolienta, para que pudiera dormirse más rápido.
Jazmín, que no sabía los trucos que sus padres le estaban jugando, cayó en ellos. Unos minutos después de empezar a tomar su leche, se volvió somnolienta y cerró los ojos. Jia Li suspiró aliviada, pero no se atrevió a relajarse.
Por fin, cuando llegaron al edificio de apartamentos, Fu Hua estacionó el coche y bajó. Fue hacia el lado de Jia Li para tomar al pequeñín de ella.
—Ponte la ropa, yo se la daré a madre —dijo Fu Hua mientras levantaba al pequeñín dormido de ella, antes de cerrar la puerta del coche.
—¿Ya está dormida? —preguntó Fu Hee cuando el pequeñín fue llevado ante ella.
—Sí. Mamá, voy a tener que pedirte que cuides de Jazmín ya que Jia Li no volverá hoy —dijo Fu Hua con una mirada tranquila.