Esa noche, Fu Hua amó a Jia Li hasta que ella se agotó. Aún necesitaba más incluso después de haberse retirado de ella. No le importó su sudor y siguió besando su cara, su cuello y su cuerpo desnudo.
—¿Todavía quieres más? —preguntó Jia Li mientras respiraba pesadamente con una mirada amorosa.
—Quiero más, pero por hoy pararé. Es nuestra primera vez haciendo el amor en 3 meses, y tú acabas de dar a luz, debo ser suave contigo —respondió Fu Hua mientras le mordisqueaba el cuello.
—Estoy pensando si debería tomar algo para seguirle el ritmo a tu fuerza —dijo Jia Li mientras ponía su mano sobre el hombro de él.
—No hace falta. Con el tiempo, podrás seguir el ritmo. No necesitas tomar nada, solo tenemos que ser prácticos para que aprendas más rápido —respondió Fu Hua y acercó su rostro para besar sus labios mientras sus dedos se movían hacia su pecho para tocarlos.
No se atrevió a apretar su pecho para que la comida de su hija y su postre no se desperdiciaran.