Fu Hee estaba muy feliz cuando fue recibida calurosamente después de llegar a la casa de Fu Hua. Ama de llaves Zu la acompañó adentro y la llevó al sofá para que se sentara.
—¿Dónde está Jia Li? —preguntó Fu Hee con una sonrisa.
—La señora está arriba, estará aquí en un minuto —respondió amablemente Ama de llaves Zu y se alejó para conseguirle algunos bocadillos.
Jia Li sabía que su suegra venía, así que no perdió tiempo. Cargó a Jazmín y bajó las escaleras, y no se molestó en informar a Fu Hua que estaba trabajando en el taller.
Mei sostenía el portabebé donde yacía Jazmín, mientras Jia Li bajaba las escaleras con ayuda del pasamanos. Todavía se estaba acostumbrando a su cuerpo que le dolía allá abajo cada vez que hacía un movimiento grande.
Cuando Jia Li llegó al salón, Ama de llaves Zu acababa de terminar de atender a Fu Hee.
Fu Hee fue la primera en saludar a Jia Li cuando la vio. Sonrió y caminó hacia ella.
—Jia Li, ¿cómo estás? —preguntó Fu Hee con una mirada sonriente.