—¿Qué estás haciendo? —detuvo el Viejo Maestro Xi a la Anciana Xi—. ¿Crees que alguien se va a creer esa excusa endeble tuya? ¿Te llamaría Anciana Yan hoy cuando acabas de anunciar al mundo que tu nieta política está llegando ayer? ¿Piensas que nuestro nieto es tonto? ¿Y si nuestra nieta política piensa que no te gusta y que la estás evitando porque simplemente te has levantado e ido así como así?
—Entonces tú... tú dime ¿qué hago? —Anciana Xi pisoteó el suelo mostrando su ansiedad—. ¡No me digas que no debería haberlo hecho cuando ya lo hice!
Ella todavía recordaba con cariño sus habilidades para actuar de aquella época.