Cielo evaluó su perfil lateral, y ella podía decir que ya no planeaba luchar. Había estado en esta situación en el pasado; durante sus años de gloria e incluso en los últimos momentos de su vida. Así que podía decir que él aceptaba su muerte con los brazos abiertos, justo como ella había aceptado la suya en el pasado y todos aquellos con quienes hablaba antes de enviarlos al infierno.
Primo creía genuinamente que este era su final. Aunque tenía razón, si ella quisiera.
—Antes de morir —reflexionó ella con curiosidad—. ¿Tienes algún arrepentimiento, Nadie?
—¿Eh? —Primo la miró de vuelta, desconcertado—. ¿Qué quieres decir?
—Con la vida que has llevado, ¿tienes algún arrepentimiento?
—Te escuché la primera vez, Señorita Liu —él sonrió. Pero esta vez, fue una sonrisa genuina y mucho más humana—. Solo pregunté, esperando que cambies tu línea de preguntas.
—Tengo curiosidad.
—Si respondo, ¿me dejarás vivir?