—¿Realmente no hay esperanza para los dos?
Era extraño escuchar esas palabras debajo de la cama donde Ivy y Dane se estaban escondiendo. Sin embargo, escuchar sus sentimientos de alguna manera los llevó a un mundo tranquilo donde solo estaban ellos dos. Por un momento, ambos olvidaron la situación en la que se encontraban como si este problema fuera mucho más importante que el caos que arreciaba allí fuera.
—Dime, Sr. Zhang. ¿No me has querido, ni un poquito después de todos estos años? —añadió Ivy en voz baja.
Dane no respondió durante mucho tiempo. Mantenía los ojos en la parte de atrás de su cabeza, con los labios dibujados en una línea delgada y tensa.
¿Realmente no había esperanza para los dos?
¿No le gustaba ella ni un poquito después de todos estos años?