—Lo hice. Maté a Cielo. No fue el Gerente Chu, fui yo. Simplemente le llamé esa noche para que viniera.
—¿No se suponía que debía estar en el edificio todo el día?
—Le dije que me dejara en paz porque me molesta. Pero después de golpear a Cielo con el trofeo, no supe qué hacer. Al principio, pensé en esconderla en una maleta. Sin embargo, es demasiado pesada para mí y sé con seguridad que no terminará bien. Así que... llamé al Gerente Chu.
—¿Por qué?
—Para que cargara con las culpas.
—¿Llamaste a tu gerente para incriminarla?
—Sí, pero ella no lo haría voluntariamente. Cuando vio a Cielo, le tomó el pulso. Entré en pánico cuando dijo que Cielo tenía pulso y planeaba pedir ayuda. Mi visión se volvió completamente oscura, sabiendo que estaría en problemas.
—¿Qué hiciste cuando ella intentó pedir ayuda, Señorita Shen?
—La golpeé... usando el mismo trofeo que usé para dejar inconsciente a Cielo.