La reunión improvisada continuó, hablando de cualquier cosa.
—Algo tienes ahí —dijo él.
Las cejas de Paula se alzaron, mirando a Leo para verlo señalando su mejilla. Ella comprobó su mejilla, sin notar la pequeña migaja cerca de sus labios.
Leo suspiró. —Aquí, déjame —dijo, limpiándolo con su pulgar.
—¡Oh, dios mío! —Cielo sacó instintivamente su teléfono, grabando a los dos—. Siento como si estuviera viendo una película romántica desplegarse justo frente a mí.
Los tres continuaron comiendo y charlando. A veces, hablaban sobre el próximo proyecto en el que los dos estaban protagonizando. Era bastante normal y Paula no había hecho nada fuera de lugar. Sin embargo, el trato de Leo hacia Paula era notable. Había estado prestando atención extra a Paula y a sus necesidades.
Cielo estaba asombrada.
—Hace solo unos momentos, este chico estaba hablando de no poder seguir adelante y de ser ignorado. Pero ahora, ¡míralo!