"Alpin Banfi recorría la habitación mientras esperaba la llamada de Robert. Acaba de recibir la noticia de que Robert había abandonado el coche que había dispuesto a medio camino y se había llevado a la chica. No podía dejar de preguntarse si el hombre estaba jugando con él.
Pero si lo estaba, entonces ¿por qué secuestró a la chica? Una vez más, llamó al hombre y esta vez el hombre contestó.
—¡Robert! ¿Dónde estás? Te advierto que si me engañas, yo... —empezó a decir Banfi.
—No tengo intención de traicionarte, Señor Banfi. He hecho las cosas como me pediste y me he llevado a la pequeña princesa. Puedes llamarles y pedir un rescate. Una vez que las cosas se hayan resuelto, organizaré que Dora regrese al palacio —respondió Robert.
—¿Qué quieres decir con que lo organizarás? ¡Se suponía que debías traerla aquí! —gritó Banfi, al límite de su voz—. ¡Tráela aquí a mí y luego vete como te dije! ¡Escapa del país y podrás vivir libremente!