—Que esto sirva de recordatorio para todos aquellos que quieran utilizar medios deshonestos para alcanzar el éxito, de que la justicia siempre prevalecerá —concluyó y se hizo a un lado.
Al escuchar el veredicto, Peggy se volvió loca. Una furia salvaje la dominó, y se lanzó sobre Lauren, gritando a pleno pulmón:
—¡Todo esto es tu culpa, perra! ¡No pienso dejarte salirte con la tuya!
Había perdido completamente cualquier sentido del decoro. Su cara se contorsionó de rabia mientras intentaba agarrar a Lauren.
—¡No tenías ningún derecho! ¡Apareciste de la nada y arruinaste todo! ¡He sido la ganadora durante los últimos dos años! ¡No mereces ganar!
Lauren retrocedió, con los ojos muy abiertos de shock, mientras los gritos de Peggy llenaban la habitación. Los guardias de seguridad se apresuraron hacia adelante, tratando de contener a Peggy.
Pero ella luchaba contra ellos, con una voz cruda y desesperada: