"Aparentemente no le molestaba la expresión desconcertada de Kathleen —añadió Shawn—. Aunque sería muy agradecido, si me permites verlos de vez en cuando.
Su voz llevaba la impresión de alguien que se había rendido a un poder superior.
No había nada enérgico o autoritario en sus palabras.
«Estos eran su carne y sangre, por Dios» —Kathleen no podía creer que él dejara una decisión tan crucial para que ella la tomara.
Si Joanne, su madre, hubiera escuchado lo que acababa de decir, seguro que se habría desmayado de rabia.
Shawn era el único heredero de Joanne y del difunto padre de Shawn —al escuchar a Shawn sonar despreocupado por los dos niños ella lo habría maldecido hasta la muerte y sin falta—, la habría culpado a ella por todo.
Todos los argumentos que Kathleen había pasado todo el fin de semana acumulando, desmontando y finalmente afinando antes de venir a ver a Shawn en caso de que exigiera llevarse a los niños, se volvieron inútiles ante las concesiones de Shawn.