La esposa y la búsqueda. Rhini sabe la verdad, Júpiter, y está en peligro Un emisario de los Saurios. Gaia, huye a los pantanos. Todos vamos por ella. -
No esperaba que el cazador tuviera en sus manos a la presa.
Entrada la etapa del mediodía, Rhini seguía sin dar rastros de
existencia. Nos disponíamos a comer, aprovechando que nos
instalamos en un lugar técnicamente seguro.
- ¿Libia quiere saber dónde está Rhin?
- También quisiera saberlo.
Seren, fue recorriendo desde la copa de un árbol. Había trepado con velocidad y de allí no descendía.
- Seren, ven a almorzar algo, ya está lista la comida.
Ella seguía allí.
- Seren..ven aquí..
- No, pude ver dónde está.. – Se lamentaba ella. Y luego
descendió a gran velocidad y destreza de esas que tienen los
gatos.
- Libia dice que debemos buscarla en varios puntos.
- Ella volverá. Sabe cuidarse. – Dije, aunque me preocupaba, que
algún monstruo la hubiese atacado. Sin embargo debería sentirse algún indicio de combate. Gritos, ruidos, estruendos, y el único sonido es el de nuestras voces y el arroyo con el esporádico cantar de pájaros que van y vienen.
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Esperamos unos momentos, mientras caía la tarde.
- Esta mujer no aparece, y debemos seguir adelante a Urbanna –
Dije y respiré hondo. – diablos, iré a buscarla. Seren estaba nuevamente en la copa de un árbol observando el horizonte a fin de saber si aparecía, o tal vez hubiera rastros. Su olfato no le permitía intentar determinar por lo que resolvió ver con su aguda visión. Libia caminaba de un lugar a otro. Con determinada magia palpaba el sitio tratando de determinar las huellas de su calzado.
- Libia, no puede ver bien. – Intenta la pequeña verificar, pero
era imposible. Era como si se la hubiera tragado la tierra.
- Me cansé iré a buscarla - Tome mi cilindro automático que
titilaba con una luz. como siempre en mi despiste no le presté atención a ello. Y me alejé desde la tupida maleza – Quédense aquí. En caso de que ocurra algo, quiero que me den aviso. Iré en la dirección sud. Libia si hay problemas, quiero que lances esto. – le di una bengala de fuego. – El sonido y el color me advertirán de ello – solo debes encenderla en el fuego y listo el color y el humo me dirán que están en problemas de acuerdo?
- Libia entendió bien –
- Perfecto. – Y empecé a caminar por los arbustos.
- Libia dice algo a Júpiter. –
- ¿Qué ocurre?
- Libia quiere que traigas a Rhin. Y que tu también regreses –
Expresó con cierto miedo y lastima
- Yo.Yo.. También..quiero.. – Se hallaba en la misma situación
Seren. Ambas estaban preocupadas por ambos. -
Le dí de despedida una cara sonriente.
- No se preocupen. Regresaré con Rhin. Sanos y salvos. – Y me
fui en su búsqueda.
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Transformé aquel cilindro en un arma. Como una espada, pero no tan amplia.
Rhin estaba aguardando, insumida en sus pensamientos de cuclillas. Meditó lo suficiente como para darse cuenta que ya era una realidad debía cumplir su misión. Nada, ni nadie podía entrometerse con la princesa Gaia, y la protegería sea de los llamados terroristas terrícolas, el monje o quien fuere. Concluiría su trabajo y luego iría de inmediato por Gaia, a Urbanna.
- ¡Rhin!..¡¡¡Rhin!!! – Le gritaba sin cesar. –
Una y otra vez grité en su llamado. Una hora había pasado entre caminatas.
- ¡¡Rhinnnnn!!
Pronto ella reconoció la voz.
- ¿Es él? – Expresó como pregunta y se vino a su mente la
imagen exacta. - ¿No pudo haberme encontrado? Mis
movimientos no pueden detectarse bajo ningún aspecto. – Eso mencionaba ella. Y es por eso que Libia no podía interceptar sus huellas como tampoco Seren avistarla. Sus movimientos y equipo de combate le daban rigurosidad en materia de escape, no por nada la capitana, es la asesina ideal del reino.
- ¡¡Rhin!! – Continuaba gritando.
Ella fue corriendo entre loar arbustos y se mimetizo en ellos. Hice un tramo determinado, cerca de un barranco entre árboles. Había un precipicio que daba nombre a otro desfiladero. Proseguí entre matorrales, pero no podía sentir nada. Iba moviendo mi sable para ambientarme a ello. Entre unos yuyos se oía un sonido. Respire hondo y me arme de valor hacia allí. Al acercarme una criatura pequeña salió espantada a gran velocidad. Eso me produjo un
sobresalto – ¡¡Ahh!..¡¡Uff!! – No fue nada, volví a controlar mi
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respiración tomándome el pecho con la mano derecha y tranquilizándome de que no era nada hostil. Miré a los alrededores y di unos pasos a un camino, que siempre conducía al barranco.
Rhin aguardó agazapada de entre los arbustos. Me encontraba practicando con el uso de aquella arma más que nada por si aparecíancriaturas que ocasionaran un peligro. Ya me sentía Conan, el bárbaro, pero flaco y con rostro de tonto. La prioridad era encontrar a Rhin. Dejé a las niñas que buscasen en las cercanías sin alejarse, y les pedí que dieran aviso ante problemas.
El tiempo transcurría y fui eliminando objetivos que no eran agresivos. Maleza muy extraña con ganchos como cactus. Me detuve un segundo a ver el cilindro era como si me sintiera más fuerte. La práctica de Rhin había dado sus frutos en algún punto. Mi tabla aumentaba personal -física y mental de nivel.
- ¡¡Wow!!..Jamás creí que dominaría su uso. ¿Me pregunto si
podré tener estos poderes y estos movimientos cuando regrese a la tierra? ¿si está bien llamarlos así?. No importa. La prioridad es encontrar a Rhin y largarnos de aquí. Y luego ir por Gaia. Rhin escucho todo ello. Y se dio por enterado que me dirigiría decidido, por la princesa. Su enojo aumentó drásticamente. Y con un salto fue hacia mí con dos cuchillas filosas.
- ¡¡¡GRRRR!!! --¡Grrr! – Se remordía los dientes. Ya verásJúpiter
Anónimo..¡¡Grr!!..Ruppert – Expresó con furia Rhin y salió de su escondite como un leopardo a cazar un impala.
Unos dardos de metal en punta fueron hacía mí que de milagro solo golpearon un árbol quedando clavadas. Y estaba ella ahí.
- ¡Ahh!! Holaa…..Rhin..
- ¡¡No me saludes maldito!!..Soy tu enemiga. -
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- ¡Ah no te preocupes! Todos tenemos diferencias, pero podemos
abordarlas de manera pacífica- señale con el dedo al cielo ¿No crees? ..¿¿Enemiga??..
- ¡Qué rayos dice! – Y se lanzó con sus armas lanzando unos
estoques hacia mí. Lo esquivé de milagro. Siempre por milagro
- ¡¡Eyy!!..¡Eso pudo matarme!…¿Qué te ocurre? Te hemos
estados buscando. Por cierto todavía queda comida del almuerzo. Por eso hay que apurarse. Ya tengo hambre de nuevo..
- ¡¡Ahhh!!… ¡¡¡te odio!!! Deja de decir estupideces.. - Y una y
otra vez me atacaba y yo retrocedía.
- ¡¡Rhinn!!..¡Aguarda!..¿Qué tal una taza de Té ingles de seguro
te gustará?...Ahh por cierto ¿hay te ingles aquí? Bueno en Tsukue tomabas. ¿Oye en serio que te ocurre?
- ¡¡Cállate!! - Y continuaba atacando.
- ¡¡Demonios!! Esta mujer habla en serio.. – En uno de sus
golpes logré retenerlo con la espada y luego devolví el choque haciendo que ella retroceda. En un instante nos mantuvimos esgrimando entre espadas y cuchillas. Pero mi capacidad era muy lenta. La real8dad es que no era y ni soy un guerrero, soy un simple humano historiador.
Trataba de mantenerla a raya y ella tomó distancia.
- ¡Ya basta!, ¡Rhin!..¿En serio..No te parece bien mi propuesta de
un té? Es lo mejor para los nervios. ¡¡¡Por favor calmateee mujer!!! ¡¡Recuerda los sentimientos!! – Le dije exaltado a sabiendas de que no estaba bromeando ella con sus ataques. -
- ¡¡Grrr!!!.. – y se fue contra mi gruñendo. Emprendí una retirada
contra el bosque que cipreses para poder perderla. Mientras corría ella se desplazaba con agilidad
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- ¡¡Rayos!! – mi respiración se iba acelerando. No puedo correr
más. Debería haber una habilidad, para el estado físico. Recordé mis momentos deportivos.
- ¿Júpiter que te parece ir a una maratón?
- Olvídalo
En la escuela
- ¡Alumno Júpiter!
- ¡Presente!
- ¡Dé cien vueltas en la pista!
- ¡Ah! ¡Profesor!. Tengo mi receta médica que me lo prohíbe
- ¿Eh?
- Dios, debería haber cuidado mi cuerpo, ahora que lo pienso. -
- ¡¡Ven aquí!!..¡¡¡Grrr..grr.grrr!!! – Gruñía con alaridos de dolor
Rhin
- ¡¡Rhin!!…deberías dedicarte a otras actividades más sanas
…como..la cocina…- grité y luego pensé en lo que dije, cuando
se mantuvo un silencio
- ¡¡¡Teee voy a matarrr!!! – Ella se acercó hacia mí.. habíamos
corrido un tramo inmenso. Ambos estábamos cansados.
- ¡¡¡Noo!!..¡¡¡Retiro lo dichoo..!!! – la tenía en frente de mí. Sus
ojos amarillos y llenos de furia. Su cabello marrón como el de Gaia despeinado. Detrás un desfiladero.
- Ahora si te tengo..eresmioo..ahhh- con velocidad ella lanzó un
sablazo. Fui hacia atrás y resbalé casi cayendo, por causa de una roca. Rhin siguió su ataque pasando in poder asestarme, pero el impulsó la llevó a caer por ese barranco. De inmediato me di la vuelta en ese mismo instante. Rhini, veía como del otro lado solo había aire y ella no podía detenerse. Cerró sus ojos temiendo lo peor. Su cuerpo tembloroso caía cierto punto dejando en principio ir su espada. Ella se imaginó en pleno
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deslice, mientras aguardaba su muerte en el suelo férreo del
precipicio.
- ¡Bueno! – Se dijo – Supongo que fallé. Está bien después de
todo – Respiró hondo y se dejó llevar por una brisa cálida que la hizo sonreír, pero algo notó de extraño en ello. Al abrir sus ojos,. La mirada de Júpiter risueña haciendo fuerza. Su mano sostenía la de ella.
- ¡Vamos!! No te puedes morir aquí – Dije. Hice varios
movimientos y un último. Ella no sabía que responder. Y con un último esfuerzo la alejé de ese lugar lanzándola hacia mi cuerpo, quedando ella recostada encima. Su rostro junto al mío. Sus labios junto a los míos. No nos dimos cuenta por el impacto y golpe. Al vernos nos sonrojamos de la vergüenza.
- ¡¡Que hacess maldición!!
- ¡¡Dios noo perdón!! – nos incorporamos de inmediato.
Ella respiró y fue hacia mí. Esquivé su último ataque y con mi espada crucé sobre su pecho. La batalla estaba terminada.
- Todavía está en pie mi invitación a tomar un té – Le dije. Ella
se puso a llorar.
- ¿¿Eh??...¿¿??...- No es para tanto – Pensé. -¡¡Rhini!!..¿Estás
bien?
Ambos nos tumbamos al suelo. Mi respiración estaba en un límite por la fatiga. Ella estaba de igual manera. Y fue hacia mí, y me besó, mientras sus lágrimas caían en mi rostro. Mis ojos estaban exaltados.
- ¿Qué rayos está pasando? - Dije y la corrí de inmediato. Ella
miraba al suelo desconsolada - ¿Rhin? ¿No sé qué te ocurre?
- ¿No te das cuenta? ¿Acaso esos sentimientos que me diste, no
los conoces? ¡¡Snif!! ¡Snif!! ¡¡¡Snif!!!– Continuaba llorando, y fui y la abrace sin entender nada de ello.
- Lo siento si hice algo malo. –
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Ella continuó llorando y luego de unos minutos logró calmarse.
- Perdona, no debí hacer eso. –
- No es problema, pero lo siento.
- ¿Cómo? – ME preguntó mirándome a los ojos
- Lo siento si genere algo que no era.
- No, yo fui la que no pudo contenerse Júpiter.
- ¡Yo!..yo…se queres una persona maravillosa, pero no puedo –
Dije con sinceridad – incluso no podría decirte todo, pero hay alguien aquí – Y señalé mi corazón - Alguien – recordé la sonrisa de Gaia y muchos de momentos que pasamos juntos – Alguien por lo que daría la vida. Alguien que hace que mi vida sea algo tan especial. Es para mí un principio y fin de todo. Si hay algo que pueda llamar amor es ella. Y no, no puedo corresponderte. Mi corazón está en manos de ese ser, por el que vine aquí desde tan lejos. Y por el que lo haría una y otra, y otra vez sea en donde sea que estuviere.
- Entiendo – Dijo resignada observando el suelo – Supongo que
es muy afortunada. –
- No sé, si lo es. Ambos somos uno, eso sí me regaña bastante,
ronca demasiado, es impulsiva y se dedica a realizar cosas extrañas, pero a mí me gusta así.
- Debo decirte la verdad.
- ¿La verdad?
Entonces Rhin, se dejó descubrir, diciéndome, quién era realmente sin importar si era su enemigo.
- ¿Entonces tú viniste a matarme a mí y mis amigos? ¡¡Diosss!!
- Yo debo proteger a su majestad por la cual daría la vida. La
princesa Gaia.
- ¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿SABES DONDE ESTA GAIA?????!!!!!!! – Grité
desaforado. Tomándola con ambas manos desde sus hombros, algo que sorprendió a ella.
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- ¡Sip!, incluso tienes un mensaje de tus amigos.
- ¡¡¿¿MENSAJE??!! – Volví hacer lo mismo con ella agitando su cuerpo.
- ¡¡¡Ya deja de zamarrearme!! – Recibí un ligero golpe en mi frente. -
- ¡Uyy! Perdón! - Y escuche el mensaje de Mikonos – ¡¡Es cucho!!
– Me alegré por ello salvo cuando dijo que era un idiota. Al concluir el mensaje. Intenté comunicar. – ¿Cómo diablos
funciona esto?? - Aquí Júpiter.. Aquí Júpiter, cambio.
- ¿Júpiter maldito tonto eres? - Preguntó Mikonos alegrado por él. –
Va debe ser un fantasma. -
- ¡¡No, soy un fantasma!!. ¡¡Claro idiota, que soy yo..!! Gracias
por dejarme a la deriva en ese agujero. -
- ¡Pero estás vivo es lo importante!
- ¡Vete al demonio Cucho!
- ¡Tonto!, No me digas así. Por cierto. Eres tan idiota que estuviste
días para comunicarte..¿Tan difícil es saber usar el transmisor?
- ¡¡Gracias por enseñarme maestrooo!! – Dije con sarcasmo. –
- Un niño de cinco años sabria hacerlo. ¡!Simio en desarrollo!
– Expresó con el mismo sarcasmo – Bien. Debo comentarte la situación. Estamos en Urbanna, Gaia ha escapado del reino y la están buscando. Nuestra inteligencia nos ha dado a entender que se ha ido de aquí,
y está en Tsukue, pero pronto ira a otro sitio. Es muy probable. -
- ¡¡¡¿COMO ESTA GAIA?!!!..¡¡¡¿DONDE ESTA??!!!
- Ella está bien.
- ¡¡¡¿COMO ESTA GAIA?!!!..¡¡¡¿DONDE ESTA??!!!
- ¡¡OYEE!!.. ¿ME ESTAS OYENDO..? ¡¡TU ESPOSA ESTA BIEN!!… Puede
que vaya a los pantanos. Tenemos la sospecha que Luna está allí, en su laboratorio. ¡¡Escúchame bien!!… ¿Dónde te encuentras?
- IRE A LOS PANTANOS ENTONCES POR GAIA..
- No seas estúpido..¿Dónde te encuentras?
- Estoy en el desfiladero..
- ¿¿El desfiladero??.. Bueno se entiende..¿Estás solo? Es
Peligroso estar en esos lugares. -
- Bueno, no así.. Estoy con otras persona.
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- ¿Otras? ¿Hiciste amigos? – Frunció el entrecejo sorprendido. -
- ¡¡No me fastidies!! ….Han pasado muchas cosas.
- Aguarda allí, iremos por ti.
- Iré a los pantanos, no puedo esperar.
- Ya te dije que nos seas tonto.
- ¿Me dijiste estúpido?
- ¿TONTO, ESTUPIDO?,…¡¡¡ES LO MISMOOO RUBBERTT!!!!
- ¡¡¡¡NO PUEDO ESPERARRR!!!! ¡¡Y ES RUPPERT!!…¡¡CAMBIOO!!
- ¡¡Eyy!!.. ¡¡Escuchame!!– Regañó Mikonos con una voz ronca y
acida, y el radio se cortó. –
- ¿Qué dijo? – Preguntó Tristán. -
- Irá a los pantanos – golpea el transmisor. -
- ¡Es muy impulsivo Júpiter!
- ¿Él se encuentra bien? – Preguntaron Gregory y Josefina. –
Mikonos asintió.
- ¡Caciope!¡Vamos a dirigirnos a los pantanos! Enviaré un nuevo
mensaje a Júpiter con audio – ¡Júpiter escucha el mensaje, iremos a los pantanos, y pactaremos un punto de encuentro¡. Espera en la entrada del gran roble verde. No sigas delante. ¡¡Es peligroso!! Cambio. ¡En otras palabras, no seas tú! Cambio… Bueno supongo que me oirá. -
- ¡Debemos irnos! – Dije a Rhin. Nos incorporamos del suelo.
Rhin, había escuchado todo y estaba sorprendida y miraba mi rostro sin saber que decir. Sin poder dejar de reaccionar ladeando la cabeza. ¿Quién es realmente él? ¿Qué es? ¿Él y la princesa entonces?. ….¿Los rumores de ella eran ciertos?
- ¿Júpiter?
- ¿Sí?
- La princesa..La princesa es…¿TU ESPOSA?
Asentí.
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- Sé que te parecerá extraño. Es una historia extensa, y tal vez
sientas que no soy digno de ella..PERO LA AMO… - Expresé con contundencia – DEBO IR POR ELLA. DEBO SALVARLA. – Al ordenar esa retórica. Ella se quedó sorprendida. – ¡¡Vamos rápido!!
En el camino entré en razón. Ella se mantuvo callada.
- Lo siento – Le dije – No debo inmiscuirte en mis problemas.
Puedes llevarte la carreta. Te pediría que lleves a las niñas, ya que como verás no soy su tío. Pero deben estar en un lugar seguro. Realmente lo siento.
- La princesa es mi prioridad. Fui criada para ella y protegerla. A
donde se encuentre iré a buscarla y protegerla – Rhin lo expresó con sinceridad. No le importaba el monje, ni los reyes, ni contrariar la ley. Ella me creía a mí. Algo en su corazón se lo decía. – Iremos por Gaia – Expresó. –
Al continuar veíamos un humo rojo.
- ¡¡Nooo!! ¡¡Las niñas están en peligro!! –
- ¿Queee?
- Les deje una bengala que encenderían por si ocurría algo. –
Grité, mientras corríamos hacia el lago.
Al llegar, ambos fatigados con nuestras armas. Me agache de la falta de respiración. Rhin estaba igual. Al observar estaban ambas jugando con las bengalas.
- ¡¡¡Ehhhhhhhh!!! – Expresé con enojo – ¡¡¡Les dije que era por si
ocurría un problemaaa!! ..¡¡Me voy a volver locooo!!! – Grité.
- ¡¡¡¡Rhinnnnn!!!!...¡¡¡regresaste!!! – Las niñas se lanzaron
encima de ella llorando. – No te vuelvas a ir – Dijeron
Ella se alegró y sonrió acariciando sus cabezas.
- No volveré a irme. Se los prometo. -
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- Bien según las coordenadas debo dirigirme a una de las
grandes torres de la ciudad – Se dijo Gaia así misma – Espero Luna que sea rápido. Los oficiales habían ampliado su vigilancia.
- ¿Has visto algo nada?
- Nada.
La dama con su túnica y una capucha que cubría su rostro se movía sigilosamente según las indicaciones que Luna le otorgó. De ello el dron computarizado se dirigía a toda velocidad.
- Bien debería llegar en poco tiempo. Unos treinta drem
(minutos).¡¡Por favor!! Que la princesa pueda escapar.
- Tenemos sospechas que ha rondado por aquí.
El cabello recogido de Gaia era tan extenso que algunos mechones se escapaban. Eso no le permitía lograr despistar a los efectivos que iban y venían. Pronto la guardia militar de los saurios se hizo presente.
- ¿Qué vendrán ellos?
- Dicen que tienen especiales para detectar a cada uno de los
transeúntes.
- Copio, general. Ya hemos llegado a Tsukue. Iniciaremos la
búsqueda. – expresa el teniente a cargo rek.
- Copio. Utilicen los cerberus.
Cerberus una suerte de perros de tres cabezas utilizados para cazar. Con un olfato extraordinario y visión nocturna. Su estilo temeroso los hacia
- ¿Están locos?¿Utilizaran esas bestias?- Comentó uno de los
efectivos.
- ¿No comprendo como el rey aprueba ello? ¿Ni la reina?
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Un silbido del jerarca que controla a las bestias que comenzaron a correr por toda la ciudad en busca de su presa.
- ¿Ese ruido? No puede ser se dijo – Gaia.
Dron venía a toda velocidad. Gaia comenzó a correr en la dirección indicada. Se encontró con una calle angosta sin seres que la transiten. Unos efectivos pasaron cerca de ella. Su rostro seguía cubiertode forma que se evitara su descubrimiento. El oficial atolondrado la observo.
- ¡¡Oiga..!!
Ella continuó.
- ¡Oiga..! ¿Me oye?
Prosiguió caminando.
- ¿Ey?..¿Señorita..?- La tomó de su atuendo desde atrás – Para
aquí belleza. Deja ver tu rostro
- Disculpen oficiales es que tengo una enfermedad de tubérculo
La enfermedad de tubérculo, era la mismísima peste.
- Vamos seguro que hay un bello rostro ¡Je! ¡Je!
- ¿Tú, qué piensas?
- Claro – Dijo con un rostro un tanto lascivo. Muchos de aquellos
oficiales hacían las suyas. Algo que se había salido de control.
- Lo siento no puedo. – Dijo Gaia. -
- ¡¿Ven aquí?¡..Nos tomaremos un tiempo.. ¿Te parece?
- No hay nadie en este callejón –Aseguró el otro.
Uno de ellos la tomó del brazo.
- Espere por favor…
- ¡Vamos….!
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Inmediatamente Gaia un movimiento y lo lanzó al suelo como si fuera pan comido. El hombre se retorcía por el golpe en la espalda.
- ¿Cómo? Atacas a un oficial linda? ¡¡Ahora veras!!
Y se abalanzó hacia ella que lo esquivó dejando al descubierto sus unos ojos rojos.
- ¡¡Les dije que nooo..!! – Furiosa arremetió un golpe contra el
cuello dejándolo fuera de combate.
El primero se levantó contra ella sacando su arma.
- Alto ahí…no te voy a dejar ir..
Antes que el gatillo de su electro shock saltase ella se movió rápidamentegolpeando su estómago con el codo y con una finta loa arrojó nuevamente al suelo dejando fuera de sí. Su rostro fugaz se veía con su cabello.
- Debo irma de aquí ahora dijo. Una sombra se veía en una
esquina. Ella iba en esa dirección. Uno de los cerberos se acercaba. El gruñido era típico al verse la primera cabeza ella se quedó paralizada.
La bestia se hizo presente en su totalidad y fue hacia ella.
- ¡Maldición!… - Blasfemaba, y se escapó corriendo en dirección
por detrás. En la velocidad llegó agarrar el arma del efectivo.
El cerbero la estaba alcanzando y con un gran salto iba acercándose más llegando a los talones.
El perro saltó sobre Gaia, y ella escupió el disparo que lo paralizó un instante, remordiéndose. El animal aulló dando aviso a los otros que devolvieron la llamada.
- ¡La han encontrado! Cambio.. – Dió el aviso uno de los
saurios.- Región de la torre
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- Vamos urgente…
Gaia fue a la vuelta de la esquina. Los aullidos se intensificaron. Ella corría y las bestias aparecían. –
- Debo salir de aquí.
El dron estaba casi listo.
Gaia, se desplazaba por los alrededores en cuanto detrás de ellas dos de los cerberos iban en su caza. Ella se movía con una agilidad comparable a la de un felino en saltos y destreza. Los canes de ataque se abalanzaron y ella en cada punto esquivaba. Del otro lado, hicieron su aparición tres de ellos de frente a fin de evitar su escape.
- Bueno deberé usar el movimiento del tiempo.- de forma
concreta retrocedió generando la misma situación de espacio – temporal. Solo un instante debido a la prohibición en todas partes, regiones, y ciudades de las Pléyades generando que aquel retroceso se anulase a los segundos. Pronto se vió en la misma situación del Laplace esquivando el ataque de los cerberos y entonces golpeó a uno rápidamente para sacarlo de combate, mientras el otro se preparaba ella lanzó una piedra que recogió del suelo contra éste y la transformo en polco produciendo un efecto de humo que cegara al centinela de presa. – es hora de huir – Se dijo y corrió en otra dirección para despistar a las bestias confirmando una disipación de la humareda de polvo. Lo que no previó. Es que el cambio temporal modificó el sentido de los siguientes cerberos.
- ¿No puedo creerlo? –Se vio nuevamente de frente a ellos – esto
me va doler – produjo una visión temporal de átomos. No previendo el pasado, sino el futuro. Ella veía como los animales se lanzaban encima y la atrapaban. En su cuerpo el laplace por la prohibiciónsintió un corte fuerte y una migraña espantosa. Era el precio por usar ello. – no importa lo que produzca de
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dolor debo llegar al dron. Se dijo así misma. Casí agachada por el intenso dolor– Ahhhhgrrr – arremetió con todo lo que tenía contra las fieras observando sus movimientos desde el futuro.
- Ahí está…tras ellas..- decían los efectivos.
- Vamos ira a la salida – los militantes de la escuadra sauria.
Lanzando disparos de dardos tranquilizantes. Esto hizo que los efectivos del reino de las pleyades se convulsionaran
- Oigan le están disparando a la princesa.
- Son órdenes..
- Pero es nuestra futura reina..
Un dardo alcanzó la espalda de Gaia, que continuó con la adrenalina en todo su ser.
- Debo alcanzar la salida – expresó. El final del pasillo estaba allí.
Los militantes y efectivos seguían discutiendo hasta ponerse de acuerdo. Todos fueron ante ella. Gaia continuó corriendo. En el mareo sus ojos se desvanecían. Un espacio blanco ella se
encontraba corriendo y alguien le tendía una mano
esperándola.
- Vamos Gaia falta poco,..¡Muy poco! Su voz se agitaba por la
persecución azarosa. -
Ella observaba firmemente.
- ¡¡DANNA!! ¿Eres tú? – se preguntó.
- Vamos..tu puedes..eres mi esposa..La esposa de Júpiter
Anónimo Ruppert.
Sus ojos se cerraron. Un insecto voló sobre ella con un láser.
- Allí esta…está en el suelo..- Dijeron y fueron hacia Gaia.
Al llegar al sitio, su figura desapareció.
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- ¡¡¡Malditaa seaaa!!! – Se ofuscaba el monje Sir..- ¿Acaso son
estúpidos? – Con un fuerte regaño de muerte se dirigió a ellos. -
- Señor parte de los efectivos dudaron en ello. Piense que
después de todo es la princesa.
- ¡¡¡La orden de mí, es la orden del rey!!!!
- Lo siento, no volverá ocurrir.
- ¡¡Retírate escoria!!
- ¡¡Con su permiso señor!!
Uno de los magos se hizo presente en la sala.
- Señor, no es imposible localizarla. Ella es muy probable que
haya ido a los pantanos.
- ¿¿¿Es muy probable??? ¿Qué diablos hacen con su magia?
- Lo siento señor, pero el sistema de electros corrompe todo tipo
de hechizo avanzado sobre ella. Es muy astuta al usarlo. Es lo mismo que han hecho los terroristas.
Mikonos, había pensado en todo antes de descender con la nave a sabiendas de que la magia, la nigromancia, brujería, o taumaturgia eran utilizadas conjuntamente con los avances tecnológicos. Los electros estaban instalados en todos los tripulantes desde que descansaban en sus cabinas.
- ¡¡Diabloss!! Esos bastardos piensan en todo. ¿Cuál es la
suposición? ¿Los pantanos?
- Eso creemos. El laboratorio de la científica doctora Luna ** se
ubica debajo del lodazal eterno.
- ¿Lodazal eterno? ¿Y solo tenemos ese indicio?
- No te pongan tenso – Dijo el saurio al trono – mi grupo especial
ya encuentra listo para partir allí. Es claro que irá.
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- Lo importante señor es evitar que se reúna con los terroristas.
O que ellos lleguen a la princesa, si gusta de esa forma.
- Es todo tiempo.
- ¡Je!..¡Je lograremos el objetivo y tu parte del trato debe
cumplirse
- ¡¡¡Tú también cumple la tuya!!!
- Mi parte ya está casi cumplida iluso. – El saurio había
proclamado todo a su nombre fuera de sus ascendientes y el llamado consejo de ancianos saurios.
- ¿Y Rhin? No tengo noticias.. -
- La asesina, no ha dado informes por el momento. Solo se sabe
que está en el desfiladero con otros viajantes
- Otra inútil. ¿Qué se ha ido de vacaciones? ¿Por qué esta allí?
Que acaso tiene un mejor empleo?
- Debe ser que supo de la princesa. Usted sabe que ella es
heraldo de Gaia Justina. Pone su bienestar por sobre todo.
- ¿Bienestar? .menos mal que Orwen debe estar siguiendo sus
pasos...
- En efecto. Ha manifestado que ha llegado eso y nada más.
- ¿Nada más? ¡Ese otro inútil!!!..Díganle que si regresa debe
venir con ella.
- Señor..si... - Rhin se dirige a donde la princesa será más fácil.
Ella es perfecta para encontrarla
- ¡Mmmm!..Nohabía cavilado en ello.
- Es buena idea, pero su heraldo es peligrosa. – Analiza el saurio.
- No importa, Orwen se encargará.
- El grupo estará listo, entonces. Daré refuerzos ante la duda.
- Todo está saliendo bien… ¡Je! …¡Je…
Lis tres seres habían complotado una buena estrategia.
- Mikonos es hora de irnos – Expresó Caciope
- Bien. ¿todos listos?
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De inmediato la moto-vehículo de propulsión se abrió camino por un extenso pasillo. El grupo era significativo, pero según lo determinado por el alto mando eran suficientes. O eso fue lo que Tristán explicó a a Josefina.
- No comprendo. No deberíamos ir más personas en su
búsqueda.
- Si, concuerdo con ella. Nosotros, no somos seres que estén
preparados para dar ayuda suficiente.
Tristán los observaba detenidamente.
- Antes del salir del planeta tierra, les hemos dicho que no
deberían preocuparse. Tienen los elementos suficientes para brindar el apoyo necesario. Tanto Júpiter, como tu Gregory y Josefina. No solo son un vínculo con la princesa y Luna, sino…- Tristán es interrumpido por Mikonos que llega.
- Ya he recibido las órdenes del jefe máximo Darknees. Debemos
partir.
Mikonos,se disponía a entrar en la sala principal. Una cabina de radio transmisión universal. O sea, que comunicaba más allá de lo que la galaxia permite. Era un redondel cerrado. Una esfera con un asiento y un casco. Aquél se sentó allí y se colocó un casco con un lente visor. La pantalla se abrió en un holograma táctil. Una figura borrosa hizo su aparición.
Antes de realizar la consulta, había recibido las señales de los pantanos. Era una transmisión muy débil de Luna. Debían ir allí. El circuito de conexión estaba saboteado de muchas maneras, y los terroristas ni bien llegaron debían moverse rápidamente.
Mientras intentaba colocar las claves. Ya había caído la nocturnidad de la noche. Caciope se acercó a él. Estaba un tanto radiante. No con su atuendo elástico espacil en forma de tela de calza, sino con una chaqueta normal y una camisa de vestir rosa. Sus ojos era rojisos, su
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cabello plateado con una peinado antiguo muy exótico semi corto con mechones que sobresalían. Unos jeans y zapatos. No era de vestirse adecuadamente, pero siempre que ese personaje estaba cerca lo hacia, para él.
- ¿Mikonos?
- ¿Si?..¿Qué ocurre Caciope? – Responde observando un monitor
de computadora
Ella guardó silencio.
- ¿Dime Caciope?.. no te quedes muda sin expresión. Eso me
asusta.. ¡Je! ..
- ¿Qué harás luego de concluido todo?
Él se distrajo unos segundos.
- ¿Mmm?...Supongo que regresaré a la tierra. Quizás otro
planeta. -
- ¡Je! ¡Je!...Túsí que eres un alma viajera – miró hacia un punto
ciego de la cabina.
- Aquí no tengo nada por lo que quedarme.
- ¿Y cómo lo sabes? Tal vez tengas algo o alguien…
Mikonos no lo medito suficientemente como para escarbar en unas palabras de la bella Caciope y su cabello plateado. Pero evitó indagar en ello.
- Desde hace tiempo que ya no pertenezco a ningún sitio. Y
decidí morir en alguna parte del universo. Sea un planeta
lluvioso. Uno de hielo. De diamantes o la tierra solo.
- Bueno..Yo también pensaba en un retiro señor gato. –
Manifiesta con decisión y rostro alegré
- ¡Ahh!..¿Si? ¿Qué harás?
- Viajaré… - Se sonríe así misma.
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- Pues buena suerte.
- ¡¡Grr!!..¡Gr!! ¡ahora entiendo porque dicen que eres un
despistado! – Se fastidia ella.
- ¡¡Ey!!..soy un ser ocupado – Responde sin ganas.
- Aquí es cuando deberías decir…¡Ven conmigo! – Apunta con el
dedo ella a la nariz de Cucho.
Mikonos no dijo nada…
- ¡¡Va!!..Olvidalo.. – Y se va retirando Caciope
- ¿Aguarda?
Ella da media vuelta -¡¡¿Qué quieres?!!
- la tierra es un buen lugar..¿Conoces?
- ¡pues es claro, que no! – Expresa con sarcasmo sin presumir.
- Como te he dicho, pienso ir allá. Hay una vacante para acompañar a éste gato espacial
- ¿En serio? – Esbozó un rostro alegre --¡¡Mmm!! Lo pensaré – Y se retira con sus manos detrás tomadas tarareando alguna canción.
- Caciope..
- ¡Y ahora qué?
- La luna esta hermosa esta noche. Y allá en la tierra también…. - ¿¿??¿La Luna? – Observaba Mikonos, sin comprender
- ¡Nada! - Produce una mueca burlona, mientras ella se va - Bueno. No sería mala idea – Mikonos se dijo con sus ojos embebidos en ella y su mueca agradable.. Y mientras la observaba retirarse. Luego regresó a su trabajo. Ella se alejaba. La cabina se cerraba por
completo. La pantalla se expandía a todo el sitio. -
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- Saludos comandante Mikonos Noir. -
- Saludos jefe máximoDarknees.
- Has hecho un buen trabajo. Ahora deben ir por la princesa.¿ La
mujer ha tenido algún indició?
- No por ahora.
- ¿No ha despertado?
- Su mente y forma son de humana.
- Bien. Y los demás que han sido vinculados.
- Siguen con las mismas características.
- La raza humana es interesante.
- Señor, a pesar de estar vinculados, puede que no hayan
adquirido ningún poder extraño.
- Aún no lo sabemos. Tanto ese a quien llaman Júpiter y su
compañero Gregory. Son recipientes que absorben.
- Son muy difíciles de determinar.
- Ellos tienen según los estudios las característicasen su cadena
de ADN. Que ya es extraña.
- Hasta ahora no se ha visto nada de ello.
- Me preocupa que sus mentes exploten y alteren el tiempo, u
ocurra algo diferente como mutaciones, creaciones ¿quién sabe?. ¿Ellos no saben nada no?
- Nada, de nada. Entienden que son fundamentales y que el
vínculo realizado tanto con la princesa como con Luna los ha implicado. De la chica heredera no es preciso mencionarlo.
- Solo mantenlos con cuidado. ¿Las protecciones?
- Las tienen. Incluso Júpiter se ha manifestado muy bien con ello.
A pesar de estar en un planeta distante, no ha caído en desesperación. Lo toma como si fuera un habitante más. No sé si por despistado o haragán.
- Que sujeto interesante. Puede que me agrade. Tráelo cuando
todo esto termine. ¿Quiero verificar quien es él?
- ¡Sí señor!
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- Ahora el punto interesante. El rey y la reina. Y los saurios.
- Lo sé señor.
- La clave está en el monje..Algo nos ha dado a entender que el
actuar de su majestad ha sido envenenado. No sabemos a ciencia cierta, pero suponemos de los pactos. Algo podría decirse que los pactos han sido envenenados y eso traerá problemas a la nación pleyadiana.
- Señor..¿Entonces era verdad?
- Así es …. El tiempo apremia..Ya puedes partir a los pantanos.
Encuentren a la princesa antes que ellos.
- ¡Perfecto!
- Recorre el sendero.
- Recorre el sendero.
Se cerró la transmisión. Mikonos se dio de un respiro y colocó el casco en una mesa adyacente. Al abrirse la compuerta, fue a prepararse.
- ¿Y bien todo listo?
- Ya estamos preparados. Tú, eres el que tarda Mikonos.
- ¡¡¡Cierra la boca Caciope!!! En el camino indicaré las medidas. –
mikonos se mantuvo pensativo en las palabras de Darknees.
- ¿Me preocupa que ocurra algo diferente?
- ¿Qué podría ser? - piensa en sus adentros Mikonos.
- ¡¡¡M-i-k-o-n-o-s!!!! Eyyyy???- le dicen Josefina y Caciope. E
inmediatamente golpean su frente con una catapulta hecha con
los dedos de su mano derecha Caciope.
- ¡Auuuuchh! Eso dolió.
- Perdona…¿No vamos?
- Si…vayamos…
Una vez cerrada la base. Se movieron a gran velocidad. La compuerta se cerró. Nemesio y su grupo mudaron el sitio a otro a fin de poder evitar los allanamientos constantes. Debían permanecer en otra base
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aledaña alejada dentro de un campo de magnetismo que evitaría todo tipo de señales. Solo debían esperar un mensaje al estilo antiguo en papel para saber cómo desplegarse en caso de emergencia.
De entre las sombras Orwen, del clan papua, una raza de asesinos del silencio, seguía firmementeRhini.
Su logia, aquella que lo nombró, era muy codiciada para los trabajos de espionaje y asesinato. Es por ello, que se lo consagraba un asesino del silencio que no puede generar un sonido siquiera. El monje lo tenía a él, para sus trabajos extras.
Tanto el sequito de magos como Orwen y su guardia, personal estaban programados al premier y confabulados al príncipe corrupto heredero al trono sauron.
Orwen continuaba detrás de Júpiter, Rhini, Libia, y Seren. Solo tenía orden de observar y no atacar. Debía verificar que Rhini hiciese su trabajo.
El príncipe sauron, Megasaurio, regresaba al reino a fin de poder proseguir su plan minucioso.
- Si mis cálculos no fallan el rey estará a gusto con mi informe. Y
mi madre no se opondrá. Tanto uno como el otro deben mantener la estabilidad.
El reino sauron, es uno de los reinos imperiales más poderosos de las Pléyades. Compuesto de una monarquía como lo es el reino de Pléyades del mismo nombre que todo el cinturón de planetas y estrellas. Pero a diferencia de un premier. Ellos poseen un consejo de ancianos que manipulan el poder desde millones de años, ya que su vida se extiende más allá de otras razas. Los reyes no son títulos de nobleza, sino de ejecutivos. Pueden ser depuestos a gusto. El reino de las pleyades ha sido uno de los primeros en crearse y por ello lleva el nombre del cinturón. Y su status es tan grande como los reinos de
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andromeda, de orion, y otras formaciones. Para mantener su poder y glorificarse deben ganar el puesto del número uno entre los que forman laorden de las pleyades y los pactos fueron el plan perfecto para unir a dos reinos fuertes.
Eso cree, el saurio, príncipe. Que antes de partir dejó las indicaciones al monje. Que no fueron más que unas palabras simples y coactivas.
- Regresaré a mi reino…quiero resultados.
- Así será --- Dijo el monje….¡Ja!..¡Ja! – Entre risas se iba
deshaciendo dando la espalda. El príncipe de sauria, sabía que él podría tramar algo, como el monje en éste juego de quien traiciona a quien por el poder.
Gaia se desplazaba a gran velocidad con la ayuda de la tele transportación del dron enviado por Luna. Ya estaba a un paso del pantano. Se ajustó la muñeca y guardó una pequeña pistola de fuego que tenía en su bolsillo.
La primera criatura apareció desde un lodazal mimetizándose con un vetusto árbol. Ella le restó importancia. La fachada del pantano era un sitio oscuro, repleto de alimañas y peligros oscuros. Manglares por doquier con una vegetación espesa. Solo los conocedores del camino, saben bien como adentrarse. Algunos robles y pinos se configuraban y todo el suelo era agua, con barro, y plagas de algas que se movían o eran movidas por otras especies. Algunas libélulas gigantes similares al periodo carbonífero y ciempiés. Mosquitos, y ranas que los devoraban, y mosquitos que devoraban a las ranas de menor tamaño. Un gran cocodrilo se desplazaba por las. Un ruido ensordecedor se iba gestando. Gaia observó y no prestó atención, para ella era común. Dos gigantes luchaban por su vida a ver quién sería el alimento de quien. Era un Sarco, equivalente al cocodrilo prehistórico contra una titanoboa. El barro se esparcía por el aire produciendo aún más una neblina nefasta.
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Un aparato en forma de periscopio apareció del agua.
- ¡Bienvenida!, Princesa. -