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98.66% Un Rudeus diferente / Chapter 195: El Héroe legendario

Bab 195: El Héroe legendario

—¿Eso quieres saber? Creí que tu padre o Perugius ya te lo habían dicho, —le dije a Alex con respecto a su petición.

— No, Perugius nunca quiere hablar de eso. Papá estaba inconsciente, y Urupen(…) nunca se supo qué pasó con él. Todos dicen que murió cuando sellaron a Laplace, el Dios dragón desapareció ese día.

— Entiendo. Bien, vamos, aunque no sé si Ruidjerd quiera hablar sobre ello. Esa época fue dolorosa para él.

— Puede ser, pero aún así quiero preguntarle. Él estuvo ahí y sabe cómo fueron los hechos. ¿O tú no quieres saberlo?,— me preguntó Alex.

— Yo si quiero saber, —dijo Eris con una sonrisa, respondiendo por mí. Así, partimos los tres rumbo a la casa de Ruidjerd. En el camino, Eris y Alex iban hablando y recordaron a Aubert, ya que Alex notó algo del estilo del pavo real cuando Eris usó el estilo del Dios del Norte, lo cual es cierto. Eris tiene un estilo un tanto diferente al mío y al de papá cuando usa el estilo fundado por Kalman.

Eris le hizo muchas preguntas a Alex. Bueno, ella es así, siempre lo hace con quien considera que más fuerte que ella, a excepción de Orsted. Lo bueno es que Eris no tomó a mal que Alex la derrotara casi siempre en la práctica que tuvieron.

Cuando llegamos con Ruidjerd, este estaba comiendo junto con Norm, que había preparado una sopa. Norm se preocupa mucho por Ruidjerd desde que llego . Lo ha cuidado desde que lo vio enfermo . Paul va a estar muy celoso de que Norm tenga otra figura paterna, jajajaja. Bueno, espero que Norm se lleve muy bien con la esposa de Ruidjerd y la hija que este tendrá en el futuro. Seguro será como su hermanita. Uuff, cuando esto termine, buscaré a esa mujer cantante para que la novia de Orsted nazca. Creo que llevaré a Ruidjerd a conocerla con la excusa de que me acompañe a una misión. Si eso será perfecto pensaba, pero en eso Ruidjerd me preguntó si todo estaba bien, ya algo preocupado por mi silencio.

— Oh, lo siento, Ruidjerd. Lo que pasa es que Alex aquí quiere presentarse adecuadamente contigo. Al parecer, él te admira mucho.

— ¿En serio? ¿A mí? ¿Por qué?

— Mucho gusto, Ruidjerd Superdia. Déjame presentarme correctamente . Soy Alexander Carl Ryback, el Dios del Norte Kalman II, hijo de Carl Ryback y la reina demonio inmortal, Atoferatofe Ryback . Es un honor conocer a un guerrero legendario como usted, uno de los héroes que venció a Laplace.

— El gusto es mío, Alteza (si Alex es un príncipe, había olvidado eso, pensé). Gracias por defender a mi tribu. Estoy en deuda con usted.

— Ruidjerd, —le dije,— Alex quiere saber cómo fue la batalla final con Laplace. Perugius nunca quiso hablarle de ello, y su padre estaba inconsciente. Sé que es muy doloroso recordar eso para ti, pero (...).

— No hay problema, —dijo Ruidjerd, invitando a Alex a tomar asiento.— Es lo menos que puedo hacer por su alteza.

Mientras nos acomodábamos, Norm nos dio un plato de sopa a cada uno, mientras Ruidjerd empezaba la historia.

— Cuatrocientos años atrás.

Tu aún no nacías, Alteza, y tu madre comandaba unos de los ejércitos de Laplace .

En ese tiempo, los demonios conquistamos casi todo el mundo, a excepción de Asura, Begarit, y el continente celestial, pero ahí fue cuando aparecieron siete héroes, entre los que se encontraban tu padre, el Dios del Norte Kalman, Perugius, que en ese tiempo aún no era rey, y varios otros cuyos nombres no recuerdo, pero todos eran muy fuertes. Entre ellos, había unos elfos o medio elfos, y un enano, el Dios Metal, que si bien no tenía poder, hacía armas increíbles y poderosas, a todos ellos los comandaba el Dios Dragón Urupen .

Como sea, después de que la maldición que Laplace nos hizo con las lanzas fue destruida, recorrí el mundo buscándolo para vengarme.

Sabes, muchos años después lo entendí. ¿Por qué Laplace nos hizo esto a los Superd? Él tenía algo, algo que solo nosotros podíamos detectar, algo que se movía por su cuerpo. No me preguntes qué era, pero era algo muy notorio. Él nos quiso matar, y me di cuenta de que era por nuestra habilidad de detectar esa cosa.

Tu padre y Perugius eran muy fuertes. Me derrotaron varias veces. En especial, tu padre casi me mató un par de veces. De hecho, en una ocasión, me tenía a su merced, pero tu madre había acorralado a Perugius y tu padre salió rápido a salvarlo. Ese error de Perugius me salvó la vida, jajajaja. Esa chica de la tribu del cielo también era extremadamente fuerte. Me dio batalla y era muy ágil.

— ¿Qué? ¿Hablas de Silvaryl?, dije, impresionado.

— No sé cómo se llama, pero siempre estaba con Perugius. Era como su sombra.

— Ya veo, Así que el viejo se la come desde que son adolescentes, jejejeje, ¿quién lo diría?, —dije en voz alta, lo que me valió un codazo de Norm, que me miró con reproche.

— Wuajajajaja, yo también creo lo mismo,—dijo Alex.— Perdón, Ruidjerd, por favor continúa.

— Bueno, cuando los humanos acorralaron a Laplace, yo los seguí, y cuando llegué, la batalla final había empezado.

De los siete héroes, solo Perugius, tu padre y el Dios Dragón Urupen aún vivían. La chica del cielo estaba inconsciente, igual que Kalman.

Perugius estaba herido y de rodillas. Solo Urupen continuaba en combate.

Urupen era monstruosamente fuerte. Se veía como un humano de unos veinticinco años, rubio, ojos dorados y mechones plateados. De hecho, parecía más humano que de la tribu dragón, pero eso no lo hacía menos fuerte.

Cuando los encontré, me escondí y esperé y esperé. Podía sentir que esa cosa se movía por el cuerpo de Laplace, que si bien estaba cansado, no estaba tan desgastado como Urupen, que estaba en su límite.

En ese momento, Laplace atacó a Perugius, que estaba muy herido, pero Urupen se interpuso y cayó herido de muerte.

— Jajajajaja, imbéciles, están muertos, gritó Laplace lleno de júbilo, pero en ese pequeño instante en que se desconcentro, salí de mi escondite y lo apuñalé en esa cosa que se movía por su cuerpo. Laplace dio un horrible grito de dolor y sentí que algo se apagaba en el, como si perdiera algo.

— ¡Tú, maldito hijo de puta!, —me dijo, mientras me dio una golpiza que pensé que me iba a matar, uso su ojo demoníaco y me dejo paralizado . Me rompió las costillas y un brazo, casi me deja inconsciente y me lanzó brutalmente contra una roca, pero yo estaba con mucha adrenalina y sed de venganza, así que salté sobre él en un último ataque.

— ¡Estás muerto, Ruidjerd!, —me dijo con una sonrisa, pero en ese instante brilló una luz azul. Cuando Laplace volteó, era Urupen, que estaba recitando un hechizo, y Laplace empezaba a deshacerse.

— ¡NOOOO! ¡Maldito, NOOOO! ¡No creas que esto me detendrá! ¡Regresaré y los mataré a todos! ¡Humano, maldito humano, mataré! ¡Humano, te mataré!, gritó.

La luz desapareció y Urupen también había desaparecido. Seguramente estaba tan débil que el hechizo lo mató, —dijo Ruidjerd.

— Ese es Remanente Draconico. Es un hechizo de rango divino. Perugius lo rescató de los escritos que el segundo Dios Dragón les dejó a sus sucesores. Aunque Orsted dicen que se lo pudo enseñar el Dios de la Técnica a un Dios dragon anterior a Urupen, no se sabe bien —les dije.

— Ya veo, no sabía cómo se llamaba.

Quedé ahí herido esperando el fin. El primero en despertar fue Perugius, que se curó con un círculo, y luego curó a tu padre y a la chica del cielo . Cuando Kalman me vio ahí tirado, tomó su espada para cortarme la cabeza, pero Perugius lo detuvo. Este último me había alcanzado a ver cómo herí a Laplace.

Finalmente, Perugius y Kalman me perdonaron la vida y me curaron. Tu padre me dijo que todo lo que me había pasado y los recuerdos de mis pecados serían mi castigo, y así fue, pero hace poco ya me reconcilié con mi pasado, —dijo Ruidjerd, sonriéndonos a Eris y a mí.

— Esa es la historia, Príncipe Alex, así fue como mataron a Laplace. Fue Urupen quien dio el último golpe, aunque años después, Perugius descubrió en el castillo de Laplace que este solo estaba con su alma sellada y volvería en algún momento. Desde ese entonces, Perugius lo está esperando. Espero haber aclarado sus dudas, Alteza, —dijo Ruidjerd con amargura en su rostro al recordar el pasado.

Alex murmuraba para sí mismo, sabe Dios qué cosa. Parecía un demente. Finalmente, le hizo una reverencia a Ruidjerd y sonrió. Al fin, un gran misterio para él estaba resuelto.

Se lo agradezco, Ruidjerd. Finalmente, sé cómo fue que derrotaron a Laplace. Ustedes son verdaderos héroes. Fueron a la guerra con un rival que no podían derrotar y con todo en contra. Eso hacen los héroes, no como yo, que solo me dediqué a recorrer el mundo haciendo lo que pensaba que hacía a un héroe.

— Debes estar bromeando, —le dije.— Tú hiciste famoso el nombre de los Kalman. Yo vi con mis propios ojos los huesos de ese cadáver de Behemont en Lapam. Mataste a Kajakut y salvaste a muchas personas de tiranos y despotas.

— Sí, pero siempre tuve la ventaja. En cambio, ellos no. Eso los convierte en héroes, lo mismo que a ti Rúdeus . Fuiste a una pelea con Orsted sin tener posibilidades y saliste con vida.

— No sé qué cosa te habrá dicho Ariel, Alex, pero Orsted me atacó sin siquiera escucharme. No quería combatir con él, fui a dialogar pero casi me mata, y Eris me salvó la vida cuando ya estaba derrotado.

— Ambos son héroes. Ustedes no saben lo poderoso que es este Dios Dragón, y tú lo heriste. Yo jamás podría herir al Dios Dragón.

Gal Farion ni Reida ría tampoco pudieron cuando lo enfrentaron . Tú aún no le tomas el peso a lo que hiciste, Dios del Cauce.

— Wuajajajaja, pero que interesante ¿estás ahí, Ruidjerd Superdia?,— se escuchó de pronto una voz , y la puerta fue arrancada de un golpe, esta salió volando hacia nosotros. Pero Eris la desvío con una patada, se dio media vuelta y lanzó una feroz espada de luz, la cual Atofe paró con sus manos.

— Wuajajajaja, jajaja, jajaja. Me agradas, cabeza de fuego, eres valiente y violenta . Solo por eso te nombraré heroína, Wuajajajaja. Pero no vengo a pelear. Quiero hablar con él, —dijo, apuntando a Ruidjerd. — Wuajajajaja, ha pasado un tiempo, Death End, —dijo Atofe con una horripilante sonrisa (pero por alguna razón me excita). Cuando miré a Ruidjerd, este estaba nervioso.

— Así es, Reina Atoferatofe han pasado muchos años, —dijo el Superd.

— Wuajajajaja, yo te recuerdo bien, sabes, tengo una buena memoria. Recuerdo que te perseguí en la región de Ibinos, Wuajajajaja. ¡Pensar que terminarías construyendo tu nidal en un lugar como este! Jaja, Wuajajajaja.

Cuando miré a Ruidjerd, este sudaba frío. Así de aterradora es la reina demonio inmortal.

— Majestad, no quiero problemas aquí, — le dije . Los Superd son aliados. Si tuvo problemas con ellos en el pasado, eso fue culpa del Dios Demonio quien los maldijo con esas lanzas. Vea, ahora ellos son pacíficos y tratan de tener una vida normal, como cualquier persona común y corriente y como puede (….).

— ¡Ya cállate!,— me gritó Atofe.— Solo hablas tonterías, así que cállate, me aburres.

Sandor me miró e hizo un gesto con las manos, como diciendo, "yo me encargo de mamá".

— Escucha, Reídar. Mamá no tiene idea de la maldición de los Superd. Ella comandaba otro ejército. No tiene idea de las lanzas. Además, creo que la sacaron de su sello después de eso.

— Solo dime Rúdeus. Y entonces, ¿por qué lo perseguía?, pregunté.

— De seguro mi madre ni se acuerda, —dijo Alex.

— ¡Si me acuerdo! Fueron los plebeyos, ellos fueron a pedir mi ayuda.

— ¿Qué hiciste, Ruidjerd?, le pregunté.

— Nada, salvé a un niño, pero los demonios de esa región pensaron que los atacaría, y ahí tuve que huir cuando los inmortales y la reina empezaron a perseguirme.

— Oh, ya veo, —le dije, pensando que eso no debió ser entretenido recordando cuando nos persiguió en Rikaris.

— Wuajajajaja, jajaja, yo no soy vengativa como esa gente dragón. Yo te perdono, Ruidjerd, Wuajajajaja.

— ¿Cómo puedes decir eso de la tribu dragón? Te vi bebiendo cerveza el otro día, le dije.

— Si, me la dio el tipo de la máscara, jajajaja.

— Ese es el Dios Dragón, le dije.

— ¿Urupen está vivo?, dijo Atofe.

— No, ese es el Dios Dragón Orsted.

— Oh, ya cállate, ese debe ser Urupen, Mmm, le pediré más cerveza, jajaja, Wuajajajaja.

Pero algo me molesta. Los aldeanos de aquí son débiles, solo agricultores y cazadores. ¿Qué pasó con los feroces guerreros Superd del cual eras el comandante?

— Todos murieron, Majestad,— le dijo Ruidjerd .

— Oh, ahora que lo dices, hace siglos que no veo Superd en el continente demoniaco, jajaja, Wuajajajaja.

Ruidjerd estaba callado y me miraba confundido. Creo que se dio cuenta de que a Atoferatofe Ryback se le escapan los enanos al bosque. No tenía mucho sentido discutir con ella.

— Wuajajajaja, jajajaja, Ruidjerd Superdia, me agradas, por eso te dejaré entrar a mi guardia personal, y perdonaré la vida de los aldeanos.

— Mamá, ¿qué estás pensando hacer? ¿Y si te dice que no? No está pensando en matarlos a todos, ¿cierto? Porque si es así, sabes que no te lo voy a permitir,— le dijo Alex, muy serio cambiando su aura alegre por una muy diferente.

Por algún motivo, Atofe no interrumpió a su hijo y lo escuchó en silencio .

— No, no voy a matarlos, —dijo Atofe .

— Sé por qué lo quieres en tu guardia. Papá siempre hablaba de los terribles guerreros Superd, y entiendo que quieras al comandante de esos guerreros en tu guardia, pero no los amenaces así. No debes reclutar a la gente de esa manera, madre, con amenazas y engaños.

— Mmm, me imaginé que tendría problemas contigo por eso, Alex,— le dijo Atofe de manera muy dócil, casi disculpándose.

Quién sabe cómo es la relación de estos dos. Bueno, Alex es el Dios del Norte, pero tal vez, realmente, Atofe, dejando de lado su idiotez, debe sentir un gran amor por su único hijo.

— Pero hablando de eso, Ruidjerd, - dijo Alex con una sonrisa — ¿te gustaría estudiar el estilo del Dios del Norte? Yo te puedo entrenar personalmente. Serías emperador en poco tiempo. Incluso puedo ayudarte a convertirte en un caballero dorado de Asúra. Apuesto a que si Reidar aquí, habla con su majestad, ella de inmediato aceptaría tenerte como caballero, y eso mejoraría mucho la reputación de los Superd. Créeme, el general con solo hablarle a la reina y llevarla a la (…), pero no terminó su frase, ya que cuando me miró, yo le hacía gestos para que cerrara la maldita boca.

— Quiero decir, el general es muy influyente en Asúra.

— Se lo agradezco, Alteza, pero por ahora quiero quedarme en la aldea con los míos. Pero quién sabe, tal vez en el futuro. Después de todo, somos demonios longevos.

— Entiendo. Me hubiese gustado tener de compañero a uno de los héroes legendarios, —dijo Alex con dramatismo.

— Wuajajajaja,ya dejen de hablar. Yo estoy para verte a ti, Ruidjerd Superdia, pero no temas. Ahora somos aliados, Wuajajajaja. Yo, la Reina Demonio Inmortal, Atoferatofe Ryback, reconozco tu fuerza, jaja, Wuajajajaja. Después de todo, los Superd fueron guerreros fenomenales, wuajaaja.

Mientras Atofe reía, me fijé en Norm, quien estaba a punto de llorar. No me había dado cuenta, pero ella quedó entre Atofe y Ruidjerd, y me miraba pálida y temblando. Así que le hice un gesto para que estuviera tranquila.

Al rato, Atofe se fue a buscar a Orsted para pedirle más cerveza, mientras Eris y Norm fueron a dar un paseo, en especial para calmar a Norm, qué estaba más nerviosa que boliviano en un barco .

Alex se quedó reparando la puerta de Ruidjerd con un martillo y clavos, así que aproveche de aclarar algo con el.

— ¡Qué demonios se te pasa por la cabeza, Kalman! ¿Cómo se te ocurre decir que Ariel hace lo que yo le pido? ¿Quieres que Eris y mi hermana que es una Milis me maten?, ¿acaso no sabes los rumores falsos que circulan por ahí?,— le dije

— ¿Qué Rumores?. Wuajajajaja, lo siento, Reidar, pero no me di cuenta, Wuajajajaja.

—Llamame Rúdeus y por favor hazme esas bromas cuando no estén mis esposas .

—Jajajajaja tratare de recordarlo, jajaja Wuajajajaja.

—Oye Rúdeus , ¿qué hay entre tú y la Reina de Asúra?,—me preguntó Ruidjerd.

— Nada, no hay nada, ufff mira la hora que es, será mejor ir a ver a los prisioneros y ver si están bien , —dije, saliendo de ahí.

— Usted sabe algo, Alteza, —le preguntó Ruidjerd a Alex.

— La Reina está muy enamorada de Reidar. Uff, no quiero ni imaginar cuando se entere de que Rudeus ahora es el Dios del Cauce, Wuajajajaja deberías ver lo nervioso que se pone cuando su majestad empieza a coquetearle delante de sus esposas Wuajajajaja.

— Ya veo, jajajaja sabía que este niño llegaría lejos, pero nunca tan lejos, —dijo Ruidjerd, sonriendo mientras se quedo conversando con Alex, que a diferencia de Carl Ryback qué casi lo mata o Atofe qué casi lo captura, parecía un tipo más afable.

Mientras tanto, yo fui a ver a los prisioneros, quienes estaban en relativa libertad. De todos modos, habían visto a los lobos invisibles, así que no salían más allá de los límites de la aldea . Además, los Superd los trataban bien a petición mía, ya que necesitamos que vean que son personas como cualquiera.

Ese día, los Superd que habían ido a averiguar qué pasaba regresaron, y nos informaron que Geese habría escapado de Bieheril, y cundía el pánico en las tres ciudades principales. Luego de eso, hicimos una reunión, y decidimos enviar a Cliff, Elinalise, Doga, Kalman II y dos Superd rapados como representantes, donde exigiríamos la rendición del reino, la aceptación de los Superd y el fin de las hostilidades, y las exigencias del rey si es que habian.

En todo caso, no planeo ir a la guerra, si el rey dice que no quiere a los Superd. Hablaré con Ariel e intercederé para que los deje vivir en la frontera. En los bigotes del Wyrm rojo sería ideal, ya que nadie vive por ahí. Aunque tendré que acostarme con ella, eso es más que seguro. La verdad, he pensado mucho en Ariel, pero no puedo casarme con ella. Bueno, no es tiempo de pensar en eso.

Aunque a veces pienso en Edward. Antes de venir a la guerra, él me dio una sonrisa muy parecida a la sonrisa de Lara. Eso me dejó muchas dudas.

Ariel perfectamente pudo drogarme y sacarme esperma mientras dormía para luego, con la ayuda de las chicas, fecundarse in vitro. Ella sería capaz de eso.

O tal vez Edward solo me imita. Roxy dice que Lara tiene mi sonrisa y mi mirada, bueno y también el lunar bajo el ojo.

Pero ahora que recuerdo antes de morir, leí que los hijos adoptados imitan gestos de sus padres adoptivos. Tal vez es solo eso, y yo me estoy creando tremendas telenovelas en mi mente, al ser yo la figura paterna de Edward el solo me imita, pensé . Jaja, sí, debe ser eso.

¡Oh, mierda!, pero ¿y si Ariel ahora está embarazada? Ha pasado más de un mes desde que nos acostamos , y se supone que Sariel nace cuando Edward tiene dos años. ¡Carajo! Bueno, no debo pensar en eso, dije, sacando algo del licor que me dio Orsted y bebiendo un poco.

Una vez Calmado envié a Cliff a la capital como nuestro representante y esperamos las noticias, mientras recuperaba mi fuerza y mi maná.

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Mientras tanto, en la Sharia, Roxy tenía problemas para sacar la Mark 0 de la fábrica de Zanoba. Era la armadura más grande y poderosa de todas, de un color azulado como los ojos de Roxy, así que la tuvieron que desarmar para volver a ensamblarla arriba de un círculo mágico que conectaba con uno que dejo en la aldea Superd, donde había enviado la Mark I, la espada y la armadura dorada.

El trabajo iba lento, y Roxy esperaba enviarla en tres días.

Almanfi hace poco las visito por ordenes de Perugius y les dijo que Rudeus había derrotado al Dios del Norte. Sin embargo, aún estaban alerta por si Geese aparecía con el tercer apóstol, que ellos creían que sería el más fuerte. Roxy tenía miedo de que fuera el Dios de la Lucha o el Dios de la Técnica.

— Escucha, Roxy, terminaremos de ensamblar la armadura en siete días no en tres, a pesar de que los mercenarios, Aisha, Rinia y Purcena trabajan a full,— le dijo Nanahoshi.

— ya me lo imaginaba, es mi culpa me equivoque en el ensamblaje, cuando estoy nerviosa hago estupideces,—dijo Roxy golpeandose las mejillas. —Estoy preocupada. No hemos hecho nada con los círculos de transporte. Rudeus me encargó conectar varios por si deben evacuar a los Superd, pero solo nosotras no podremos.

No sé qué hacer. No recuerdo los círculos, Roxy, —le dijo Nana.

— Yo sí, pero con la armadura y todo no tengo tiempo, dijo Roxy mientras Lara qué estaba por ahí subió a sus brazos y le acarició la cara a su madre.

— Cuñadas,— dijo de pronto Aisha, que estaba con ellas.— ¿Y si hablamos con Perugius?

— Almanfi dijo que no se involucraría, —dijo Nana.

— Roxy, puedes encargarte del ensamblaje. Nana, acompáñame al Chaos Breaker, —dijo Aisha.

— ¿Qué tienes en mente?,— le preguntó Roxy.

— Nada, solo hablaré con él y le haré una oferta que no podrá resistir.

— Aisha, suenas como ese Vito Corleone de esa película que habla Rudy, —le dijo Roxy.

— Jaja, acompáñeme, cuñada,— le dijo a Nana. Así que ambas partieron rumbo a las ruinas a las afueras de Sharia.

— ¿Qué tienes pensado, Aisha?,— preguntó Nana.

— Estamos desconectados de los mercenarios que están en la frontera. Si Geese escapa, no lo sabríamos. Perugius es el único que puede conectar un círculo de las antiguas ruinas con uno nuevo. Es decir, podemos conectar cualquier círculo que creó Rudy con un círculo antiguo. Así que estaba pensando en conectar el círculo que mi hermano hizo en la aldea Superd con el de las ruinas a las afueras de la Sharia, para que tengan un medio de escape o para enviar refuerzos.

Además de eso, si es que puede enviar a Almanfi a ver los círculos que creamos y darnos el dibujo para volver a conectarlos, y así enviarles tablillas nuevas a nuestros aliados.

— Pero eso tomaría meses.

— Sí, pero solo necesitamos que activen el de la aldea Superd y el de la frontera con Biehiril por ahora.

— Ya veo, pero veremos si logras convencer al rey dragón, cuñada.

— Tengo una idea, —le dijo Aisha con una retorcida sonrisa.

— Vaya, Rudy tiene razón. Sonríes como si fueras una villana.

— Jajaja, vamos, date prisa,— le dijo Aisha.

Cuando llegaron al monumento de las siete grandes potencias, notaron el cambio en la piedra.

— Qué raro. El símbolo del Dios del Norte cambió, —dijo Nana— habrá un nuevo dios del Norte.

Aisha no dijo nada y sonrió.

— ¿Qué es tan gracioso, Aisha?

— Ese símbolo, es el mismo del collar de mi hermano, el que Roxy le regaló.

— ¿Qué? ¿Estás diciendo que Rudy es…?

— Ya vamos, Nana. Almanfi está aquí.

Una vez llegaron a la audiencia, Aisha le pidió a Perugius ayudarla con los círculos.

— No lo haré. No es mi problema. La guerra de tu hermano con el Dios Humano no me incumbe.

— Lo entiendo, Alteza, pero tengo entendido que usted busca la destrucción de Laplace. ¿O me equivoco?

— Así es, todo el mundo lo sabe. No te hagas la lista conmigo, Aisha.

— No lo hago, Majestad. Pero me pregunto, ¿por qué si el hombre Dios busca el despertar de Laplace usted se queda de brazos cruzados?

— ¿A qué te refieres?

— Tengo entendido que, sin los Superd, no habrían podido sellar a Laplace. ¿Es eso cierto?

— No me gusta admitirlo, pero sí. Los Superd podían ver el punto débil de Laplace y atacarlo ahí. Ellos no son muy poderosos, pero tienen esa habilidad.

— Y, ¿cómo pretendes matar a Laplace si los Superd son asesinados, Majestad? Mi hermano acaba de derrotar al Dios del Norte, quien pretendía matarlos. Pero ahora están incomunicados. ¿Y si aparece alguien quien mate a mi hermano y mata a los Superd? Orsted no puede pelear porque gastaría su maná que guarda para matar al Dios Humano. Sé que odias a los demonios, pero creí que la tribu dragón odia más al hombre Dios.

— Así es. Ese ser destruyó el antiguo mundo.

— Por favor, Majestad, te lo pido humildemente, dijo Aisha, haciendo una reverencia. Además, si haces eso, Orsted te deberá un gran favor.

Perugius las miró con una cara aterradora.

— Almanfi, ¿cuál es el círculo de teletransportación más cerca de la aldea Superd?

— Uno que está a cinco días de la segunda ciudad.

— Bien. Quiero que conectes ese círculo con el que está en la aldea Superd, y conectes el de la frontera de Biehiril con uno nuevo. Hazlo donde Rudeus tenía esa cabaña.

— A sus órdenes, mi señor.

— Bien, Aisha, esto tomará varios días. Enviaré a Almanfi a avisarte cuando todo esté listo y el te llevara a esa ruina de donde te teletrasportaras a la aldea Superd.

— Gracias, mi señor,— dijo Aisha con una sonrisa.

Por cierto, antes de que te vayas, Nanahoshi, felicitaciones.

— ¿Por qué me dices eso, Majestad?

— Jajaja, no lo sabes. Eres la esposa del Dios del Cauce.

— ¡¿Yo Qué?!


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