—Rudeus Greyrat se encuentra en Ranoa, a un mes de viaje.
Esa fue la información que me dieron en el gremio de aventureros de la ciudad aledaña al santuario de la espada. Rápidamente compré dos caballos y partimos con Ghislaine para reencontrarme con él. Pasé cinco años entrenando para estar a su altura. Cuando llegamos a Ranoa, nos informaron que Rudeus vivía en una casa casi al final de la calle principal, a las afueras de la ciudad, una casa de techo color verde esmeralda, como el cabello de Ruidjerd. Cuando me decían eso, de pronto vi a Rudeus corriendo a toda velocidad por mi lado junto con un tipo alto de lentes que reconocí como el príncipe decapitador de Shirone. Rudeus era ahora más alto que yo, y era más guapo de lo que recordaba, pero iba pálido y cargaba una caja de piedra de mármol.
—Rudeus, he regresado,— le dije con alegría mientras mi corazón latía a full.
Pero al voltear, me miro con sorpresa pero puso una mala cara al verme, que me hizo que se me detenía el corazón.
—¿Volviste? De qué mierda hablas. Me abandonaste, estoy casado, tengo dos esposas y no tengo tiempo para hablar contigo,— dijo de manera seca y partió corriendo con el príncipe hacia su casa.
Yo me quedé ahí paralizada, sin saber qué decir.
—Eris, Eris, ¿Eris? ¿Estás bien?, —preguntó Ghislaine.
—¿Casado? ¿Está casado? Pero ¿por qué? ¿Con quién? ¿Qué está pasando, Ghislaine?.
—Sigamoslo, algo malo debe haberle pasado. Él nunca reacciona así, —dijo mi maestra.
Cuando llegamos, nos topamos con su padre fuera de su casa, y estaba llorando.
—Paul, ¿qué sucede?, le preguntó mi maestra.
—El la Miró con sorpresa, pero rápidamente su rostro volvió a nublarse, — Roxy, la esposa de Rudy acaba de morir, —dijo mientras cubría su cara con sus manos. En ese momento escuché como desde la casa Rudeus daba un tremendo grito de dolor.
—ROOOOXY, NOOOOOOO, NOOOOO POR FAVOR DIOS NOOO AHHHHH NOOOOO MI AMOR, POR FAVOR DESPIERTA, DESPIERTA ROXY, POR FAVOR NO ME HAGAS ESTO, ROXY ABRE TUS OJITOS POR FAVOR .
Momentos después, Rudeus salió de la casa, se abrazó con Paul y lloró amargamente mientras ambos caían de rodillas. Yo no sabía qué hacer ni qué decirle. Así no era como pensaba que volvería a verlo. Después de eso, Rudeus tomó esa caja de mármol y salió en dirección desconocida. Quise seguirlo, pero Paul dijo que lo dejáramos solo. Su mejor amigo estaba muerto e iba a ver a la esposa de este; en esa cajita llevaba las cenizas.
Esos días Rudeus parecía un fantasma. Un día salió en caballo y lo seguí. Llegó a un descampado donde desató toda su ira, se había vuelto poderoso. Ghislaine incluso estaba asustada al ver eso, era magia divina, y si no lo era debe haber estado rozandola . Rudeus tenía otra esposa y una hija que después supe se llama Lucy. Se parece a la madre elfa, pero tiene el pelo de Rudeus, pero no la tomaba en consideración era como si el hubiera muerto con Roxy.
Después de que sepultó a su esposa, Rudeus desapareció. Con Ghislaine le seguimos el rastro hasta Fitoa. Pasó por Roa, que aún era poco más que una villa, y compró licor. Se dirigió a las ruinas de la casa en que nació, donde se ahogó en alcohol por dos semanas completas. Nunca lo había visto así, solo gritaba el nombre de Roxy y lloraba. Eso me hacía sentir horrible. Este es el mismo hombre que me prometió una familia hace cinco años y ahora aquí está, perdido en el alcohol y llorando por otra mujer. La verdad, tenía ganas de golpearlo y hacerlo reaccionar, pero Ghislaine me dijo que no hiciera eso, y me recordó que yo me fui, solo dejando una nota.
Un día, mientras miraba a Rudeus desde lejos, él despertó gritando que iba a matar al hombre-dios y de pronto gritó el nombre de Silphy. Tomó su caballo y salió a toda velocidad rumbo a Ranoa.
Entonces la elfa es Silphy, su amiga de la que tanto hablaba, no pensé que era ella. Según recuerdo de lo que hablaba, tenía el pelo verde.
Cuando llegamos a la Sharia, Silphy había partido con la princesa Ariel a Ars para tomar el poder. La maldita idiota abandonó a Rudeus y dejó su hija al cuidado de sus abuelos.
Luego de una discusión con Paul, donde este le dio una bofetada a Rudeus, el reaccionó, tomó todas sus espadas y partió rumbo a Ars. Pero yo estaba furiosa con él. El maldito imbécil ni siquiera me presta atención. Él me traicionó, pero aún así yo lo amo. Lo ayudaré a recuperar a Silphy y después me casaré con él. Tenía eso pensado cuando me atravesé en su camino rumbo a Ars.
—Qué mierda quieres, Eris, dijo Rudeus parando su caballo.
—Rudeus, te daré una oportunidad, yo aún (...).
—¿Debe ser una puta broma? ¿Oportunidad? Me abandonaste,¿ lo olvidaste? , no somos compatibles, ¿recuerdas? Te fuiste, maldita sea, fui miserable por años por tu culpa.
—Rudeus, yo (...).
—Tú nada. Llegas justo cuando mi esposa muere y me das una oportunidad? ¿Quién mierda te crees que eres, maldita? TE ODIO, ME CAGASTE LA VIDA, VETE A LA MIERDA ERIS.
Me quedé congelada cuando dijo eso. Después le dijo cosas muy hirientes a Ghislaine y nos sacó del camino con magia muy poderosa. Yo no sabía qué hacer. Esa noche encendí una fogata y me puse a llorar. ¿Tanto daño le hice? ¿Qué pasó esos años en que estuve en el santuario de la espada?.
Seguimos a Rudeus hasta Ars. Cuando lo encontramos, había matado a unos soldados en la plaza principal donde habían ejecutado al séquito de Ariel. Rudeus tenía el cadáver de su otra esposa, Silphy, en sus brazos mientras lloraba, le limpiaba la cara y le besaba el cabello. El intento de la princesa Ariel por tomar el trono había fallado y la habían ejecutado.
Lo peor fue cuando Rudeus debió cremarla, a ella y los otros cuerpos estaba devastado, pero empezó a emitir una cantidad de sed de sangre tan aterradora que yo misma me asusté de el. Después de eso se dirigió a Millbots.
Le seguiamos el rastro a un día de distancia . Ghislaine me dijo que ahí vivía Philemon, el hermano de Paul y tío de Rudeus. Cuando llegamos, había una gran conmoción. Philemon, su hijo e incluso un rey del norte habían sido brutalmente asesinados y la mansión Notos había sido reducida a cenizas.
—¿Crees que fue Rudeus? , Ghislaine—le pregunte a mi maestra.
—Sí, no hay duda. Siento su aroma por este lugar.
Mientras le seguíamos el rastro de regreso a la Sharia, encontramos una piedra que contenía los nombres de Elmore Bluewolf, Kleene Elrond, y Luke Notos Greyrat. Rudeus enterró a los amigos de su esposa aquí. Al parecer, Philemon los había traicionado, incluso a su propio hijo.
Tenía sentimientos encontrados. Rudeus jamás había matado a nadie y ahora era un asesino, pero también me sentí orgullosa de él. Yo habría hecho lo mismo.
Cuando llegamos a la Sharia, todo era un desastre para Rudeus. Enterraron a su esposa y su familia se fue a vivir con su padre. Incluso se llevaron a su hija. Solo una hermosa mujer de pelo negro, que después supe se llamaba Nanahoshi, lo visitaba de vez en cuando. A veces venían Lilia y Aisha y limpiaban su casa. Rudeus estuvo esos días trabajando en algo en la universidad con el Príncipe Zanoba.
Una noche, le seguimos el rastro a unas ruinas. Ahí tocó un silbato y, para mi sorpresa, llegó el mismo tipo que casi nos mata antes del accidente de teletransportación, Almanfi el Radiante. Después de eso, Rudeus desapareció.
—Ustedes ¿qué hacen aquí?, preguntó de pronto el tipo enmascarado.
—¿Dónde fue Rudeus?, pregunté.
—El está en el Caos Braker, hablando con su majestad el rey dragonacorazafo Perugius Dola.
—Necesito ir con Rudeus.
—No puedes, dijo el tipo.
—Por favor, pídele a su majestad que necesito hablar con él.
Le daré tu mensaje, —dijo y así desapareció. Estuvimos ahí unas horas cuando el tipo volvió. Perugius quería hablar conmigo. Cuando llegamos al Caos Braker, no pude dejar de admirar la opulencia y la belleza de este lugar, pero solo quería ver a Rudeus. Cuando al fin conocí al héroe de mi infancia, le rogué para que me llevara con Rudeus.
Pero Perugius me dijo que había ido a una misión suicida. Iba a matar a Reida y Darius, el alto ministro de Asúra.
Le rogué a Perugius que me dejara seguir a Rudeus, que debía protegerlo. El tipo puso una pésima cara y me recordó a Orsted, aunque no tenía esa aura asesina. Finalmente nos autorizó a viajar. Llegamos a unas ruinas y de ahí le seguimos el rastro a Ars.
Cuando llegamos a la ciudad , había un gran escándalo. Varias niñas desnudas decían que un enmascarado las había liberado y que eran esclavas sexuales del ministro Darius.
Ghislaine rastreó a Rudeus a una plaza, la misma donde ejecutaron a su esposa, y ahí lo encontramos. Lo que vi a continuación me hizo darme cuenta de que el hombre que amo, aquel tierno niño que me enseñó tantas cosas en Roa y con quien me hice mujer, ahora era otra persona.
Rudeus vestía de negro y se había cortado el pelo, tenía una cara desorbitada y una sonrisa de un maniático. Ejecutó al gordo ministro de manera brutal, que hasta la propia Ghislaine sintió asco de cómo lo hizo. Y no solo eso, de una bolsa , sacó la cabeza de Reida y la clavó en la punta de la estaca en la que empaló a Darius. A lo lejos podía notar que el tipo aún estaba vivo, y Rudeus lo insultaba mientras moría. El Rudeus que tanto amé, el Rudeus que dejé esa noche durmiendo en esa tienda de Roa, ya no existía. Ahora era un cruel asesino con sed de venganza.
Después de eso, el pánico invadió Ars. Había rumores de que esto era obra de Laplace. Poco después, el príncipe Grabel también fue asesinado con toda su familia, incluidos sus hijos. No nos costó mucho averiguar que también había sido Rudeus. Su alma estaba consumida por la venganza. La última vez que lo vimos en Ars, Rudeus estaba visitando la tumba de la princesa Ariel, a quien le fabricó una hermosa lápida de mármol.
Pasó un tiempo y me establecí en La Sharia. Rudeus era un fugitivo de la Iglesia de Milis, sin embargo, Ranoa lo hizo ciudadano y no aceptó la extradición.
Una vez me topé con él y quise golpearlo, pero él ni siquiera me prestaba atención. Me hacía flotar con gravedad y me lanzaba lejos.
Yo solo quería estar con él, casarnos y tener una familia. Pero cada vez que me acercaba a Rudeus, él empezaba a gritarme e insultarme y terminábamos peleando. Fue así por un tiempo, hasta que un día lo vi con su hija, la llevaba en hombros y fueron a comer pasteles, y con él iba esa mujer de pelo negro. Últimamente veía a esa tipa cada vez más cerca de Rudeus, hasta que un día pasó lo inevitable, los vi de la mano pasear por la Sharia, y Lucy con ellos.
La primera vez que vi eso, empecé a llorar amargamente. Ghislaine me recomendó que nos fuéramos y rehiciera mi vida, pero no quiero abandonarlo. Estuve años entrenando para protegerlo y eso voy a hacer.
Así pasaron varios años y Rudeus se casó con Nanahoshi, Lucy ya la reconocía como su mamá.
Yo sentía envidia. Yo quería una familia con Rudeus. Sentía que esa mujer había usurpado mi lugar. Sin embargo, también me he dado cuenta de que esto es mi culpa. Nunca supe cómo expresarme. Si tan solo le hubiera enviado una carta, o le hubiese hablado de manera más suave y no tan arrogante a Rudeus, todo sería distinto, de hecho Norm ni siquiera me mira cuando me la topo por la ciudad, Aisha apenas me saluda, solo Paul Me habla de vez en cuando, pero solo porque se pone a hablar con mi maestra.
Un día, mientras paseaba por las afueras de la universidad, vi a Lucy, de ya siete años, practicar con una espada de madera.
—Tú eres Lucy Greyrat, ¿cierto?
—Sí, ¿quién es usted?
—Me llamo Eris Greyrat.
—¿Somos familia?
—Algo así. Veo que tienes una espada.
—Sí, papá. Y abuelito Paul me entrenan en los tres estilos. Papi es un rey del Norte y rey de magia de agua. Él me enseña magia en silencio y esgrima.
—Yo también puedo lanzar hechizos en silencio. Mira —dije, lanzando una bola de fuego.
—Eso es increíble. Solo yo y papi podemos hacerlo, aunque dicen que mami Silphy también podía, pero no la recuerdo. Ella y mami Roxy murieron cuando yo era una bebé.
—Ya veo. Lo siento. Oye, Lucy, ¿te gustaría que te enseñe esgrima? Soy una reina del filo.
—¿En serio?, Le diré a papá.
—No le digas. Si él se entera, no te dejará.
—Porque, papá es bueno, el me quiere mucho.
—Es que tu papá y yo peleamos hace años y ya no nos hablamos, pero yo aún quiero mucho a tu papá, aunque él esté enojado conmigo. Si mantienes el secreto, te enseñaré.
—Está bien —dijo Lucy.
Y así la tomé como discípula. Le enseñaba todos los días, después de clases, unas horas. Rudeus casi me descubre varias veces, pero Lucy nunca dijo nada. De hecho, me empezó a llamar tía. Ella es una niña hermosa, me recuerda como era Rudeus de niño, tan inteligente y linda . En las noches pienso cómo sería estar casada con Rudeus y ser la madre de Lucy. Sería lindo darle un hermanito, lo llamaría Ars, como el héroe de la humanidad. Esos pensamientos siempre me ponen triste y eventualmente termino llorando.
Pasaron los años y vivía en la Sharia cuidando las espaldas de Rudeus. Milis había enviado una gran cantidad de asesinos, pero yo los eliminaba sin que Rudeus se diera cuenta. El se volvió un hombre rico con el príncipe e Zanoba, gracias a sus libros e inventos. Me alegro ver que cumplió la promesa a Ruidjerd y publicó su historia. ¿Me pregunto dónde estará Ruidjerd? (...)
Lucy cumplió 10 y después 15, se hizo adulta, y Rudeus había vuelto a ser aquel hombre amable de siempre, pero la vida es cruel, ¿saben?.
Nanahoshi enfermó y Rudeus la trasladó al Caos Breaker. No sé qué pasó, pero ella no regresó, y Lucy lloraba mucho, temo que ella falleciera.
Pero Rudeus volvió a ser como antes. Dejó a Lucy con sus abuelos y partió al Reino Dragón. Yo lo había seguido todos estos años, cuidando sus espaldas en las sombras y sabiendo cómo utilizar los círculos mágicos.
Cuando rastreé a Rudeus, este estaba entrenando con el Dios de la Muerte. Estuvo con él casi un año, donde este tipo le enseñó todas sus habilidades a Rudeus. Finalmente combatieron y Rudeus salió victorioso, se había convertido en el nuevo Dios de la Muerte.
Me enteré después que Rudeus buscaba a Orsted para matar a un tal "hombre dios", el mismo nombre que grito con Odio en Fitoa. Eso se lo pregunté a Randolph cuando Rudeus se había ido. Este se dirigía a la zona de conflicto.
Ahí volvió a sus malas andanzas. Su sed de venganza no se había apagado y encontró a mi maestro Aubert y a los gemelos NuckedGard, instigadores en la muerte de Silphy.
Se formó una gran batalla donde Rudeus se enfrentó a más de 40 espadachines del Dios del Norte y magos avanzados. Nosotras, con Ghislaine, matamos a varios mientras Rudeus se centraba en Aubert y NuckedGard. Pero lo que pasó a continuación fue horrible. Rudeus los crucificó, tal como mataron a Silphy, y los torturó por todo un día. Incluso Ghislaine y yo misma nos sentimos mal del estómago.
Rudeus tenían una cara de un sádico qué disfrutaba lo que hacía, finalmente, los quemó vivos. Había vengado a su esposa de la manera más brutal que había visto.Después de eso lo seguimos hasta las montañas.
Cuando lo encontré, dormía en una caverna. Ambos ya rozábamos los 40 años: yo, 38, y él, 36. Cuando despertó, tuvimos una gran discusión. Cuando lo enfrenté, él desnudó su pecho y me dijo que acabara con su vida, que lo dejara en paz y que yo era una maldita niña rica. Ahí no aguanté más y lo abofeteé, para luego abrazarlo y llorar en su pecho. Le pedí perdón por todo, y así lloré en su pecho por casi una hora mientras Rudeus acariciaba mi cabello.
Finalmente fui capaz de confesarle mis sentimientos y pedirle perdón por lo que le hice. Esa noche, después de varios años, dormimos juntos nuevamente como cuando éramos niños. Al otro día me dijo que debía ir con Atofe y después de eso se retiraría y nos daríamos una oportunidad. Yo estaba feliz, aún tenía tiempo. Aún era joven y podría tener un bebé con Rudeus. Pero antes de irnos, él me noqueó. Cuando desperté, Ghislaine me dijo que Rudeus se había ido solo y había dicho que lo esperáramos aquí, pero yo no hice caso y me teletransporté al Continente Demoníaco. Cuando llegué, corrí rápidamente al Fuerte Necroos. Ahí vería a Rudeus por última vez en mi vida.