—Puedes irte —dijo Erika a la criada.
—¿No vas a beberlo y probarlo? —Felicia intentó persuadir a Erika un poco más, pero Erika no se molestó en escucharla.
—Creo que sería mejor si bebes tu jugo y dejas de molestarme —Erika respondió con un suspiro.
Felicia secretamente apretó su puño pero aún sonrió a Erika. Tras tener una idea, decidió provocar a Erika en su lugar. «Si provoco a Erika, entonces ella podría beber el jugo frío para calmar sus nervios» pensó Felicia para sí misma.
—Erika, ¿adivina qué? Voy a someterme a una cirugía plástica —anunció.
—¡Felicidades! Tal vez ahora tu hijo pueda mirar tu fea cara y sonreír por primera vez —Erika insultó con una sonrisa.
—¿Qué se supone que significa eso? —Felicia exigió a Erika.
—Sabes exactamente lo que eso se supone que significa —Erika respondió.
Felicia se sintió ofendida pero suspiró y no replicó como Erika esperaba que hiciera. Además, se desharía de Erika muy pronto, por lo que debería soportar los insultos un poco más.