—Erika, no te quedes ahí parada. Ayúdame a escoger un vestido —dijo Mónica a Erika que estaba de pie frente a la tele, cambiando de un canal a otro.
Erika dejó el control remoto y fue a sentarse en la cama que ya estaba cubierta con pilas y pilas de vestidos. Las dos estaban en la mansión de los Smith, la casa de los padres de Mónica. Las dos habían planeado prepararse juntas para asistir a la fiesta de cumpleaños del Sr. Anderson.
—Mira toda esta ropa, ¿no me digas que no puedes escoger uno de ellos? —Erika cuestionó a su amiga mientras cogía un vestido para comprobar los diseños y el material antes de dejarlo a un lado para tomar otro y examinarlo.
—No es mi culpa que tenga muchos vestidos. Ahora ayúdame a encontrar el vestido perfecto —replicó Mónica.
—Por cierto, ¿a quién vas a traer contigo como pareja? ¿Hmm? —Erika levantó una ceja burlonamente y sonrió al mismo tiempo.
Mónica no se molestó en cuestionar la expresión facial pero respondió directamente.