Oriana se preguntaba si debía decirle a este Demonio que iba a jurar su alma a alguien, pero optó por mantenerse en silencio. ¿Y si Arlan está a punto de encontrarla? Decirle a este Demonio sobre Arlan significaría alertarlo de que su esposo no era un humano sino un dragón divino.
—Pero sí tomo esos votos en alta estima y considero a mi esposo mi todo —habló Oriana, manteniendo su calma.
En respuesta, su grande mano se movió al otro lado de su cara para arreglar esos mechones sueltos de cabello como si no estuviera afectado por sus palabras.
¿Este Demonio despreciaba a los humanos, su existencia y las relaciones que tenían como para no notar su protesta hacia él y su devoción a su esposo? Sí, ciertamente despreciaba a todo el reino humano como si fueran hormigas que podría aplastar bajo sus pies.
—El cabello negro te queda mejor que estos rojos —desvió su mirada de su pelo hacia ella—. Necesitas descansar, para que pronto pueda ayudarte a recuperar tus memorias.