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Bajo el lienzo de un cielo nocturno salpicado de estrellas, la Mansión Wildridge reveló su visión más encantadora. Amplia y elegante, la mansión se bañaba en la suave iluminación de innumerables lámparas, cada una proyectando un cálido y acogedor resplandor sobre su esplendor arquitectónico.
Conforme la noche envolvía al mundo en la oscuridad, una carroza cortaba el silencio, atravesando la entrada principal de la Mansión Wildridge. Dentro, una mujer de impresionante belleza presionaba su mano contra el lado izquierdo de su pecho, intentando calmar su corazón revoloteante.
Asomándose por la ventana, quedó cautivada por la visión de ensueño de la mansión bañada en el resplandor de numerosas lámparas encendidas.
¿Acaso la mansión siempre había sido tan hechizante, o era esta noche la que ejercía una magia especial? ¿O quizá era simplemente su imaginación pintando la escena con un matiz diferente?