La delegación de Griven llegó al Palacio Real de Othinia aproximadamente una hora antes del atardecer.
Éste era el segundo palacio que Oriana había visto en su vida y, debido a eso, pensó que ya no se sorprendería sobre cómo lucía el palacio real de otro reino. Estaba equivocada.
«Imponente» —esa fue la primera palabra que entró en su mente.
Cuando sus carrozas se acercaron a la entrada, fueron recibidos por una gran puerta de piedra arenisca, diseñada de manera intricada con ornamentadas tallas que representaban cuentos de la historia del reino. Acompañando a la puerta de entrada, había grandes guardianes de piedra, representando a figuras legendarias de guerreros en la tradición del reino.