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54.32% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 132: Chun Hua

Bab 132: Chun Hua

A Shun hace unos días que la subí a la etapa dos. Ahora tengo algo de leche de mejor calidad. Wei se ha adaptado bastante bien. Ayuda que la leche no sube de nivel de golpe. Lo va haciendo progresivamente.

Creo que iré mañana a ver a la madre de Hai. Las chicas estuvieron probando ayer por la noche lo que compraron y modificaron. Mi "traje de incógnito". Parezco uno de los muchos cultivadores errantes que a veces pasan por la ciudad. Algunos vienen a la secta a hacer intercambios. Las telas algo gastadas, el rostro tapado y un sombrero que parece un cuenco. Lo llaman Kasa.

El disfraz es completado con un par de espadas y una daga. No de gran calidad. No hay que llamar mucho la atención. Debo parecer ni muy rico ni muy pobre.

Me han hecho dar varias vueltas sobre mí mismo. Andar. Correr. Saltar. Desenvainar las espadas. Posar en diferentes posturas. De hecho, han estado jugando conmigo más de lo necesario. Se han divertido bastante. Incluso Wang estaba. No estoy seguro de si por propia voluntad o si ha sido arrastrada.

Wei ha estado despierta la mayoría del tiempo. Parecía disfrutar. Sin saber qué pasaba. Las chicas la han cogido. Tirado por los aires. Hecho aplaudirme. Abrazado. Jugado con ella.

Shun no se ha quejado ni un momento. Sonreía. Está claro que confía en ellas. Bueno, son las autoproclamadas tías de la niña. A mí se refieren como tío Kong cuando hablan con la niña. Evidentemente, no las entiende.

Lo que sí es evidente es que el aura de la niña se ha intensificado. Debido a la subida de la calidad de la leche de su madre. Se ve que los niños pueden abrir los meridianos naturalmente. Y fomentar el crecimiento de su mar de qi.

En parte, eso es gracias al pequeño tamaño. O a que se forman a la vez que se abren. Quizás los forman abiertos. A medida que crecen, se van consolidando. Lo mismo para el mar de qi. A más calidad de la leche, más se abren. El problema es que la calidad no puede ser muy alta al principio. Debe aumentar poco a poco.

Eso es un problema para madres de nivel alto de cultivación. Por ello, compran leche de menor nivel. También compran quienes no tienen cultivación pero sí dinero. Y quieren dar un futuro con qi a sus hijos. Luego están las que simplemente no quieren dar de mamar. Por todo ello, la demanda suele ser alta.

Ahora tengo unos noventa litros de la etapa uno. Shun genera unos tres litros extra por día. Quizás porque la ordeñamos continuamente. De la dos, tengo unos diez por ahora.

–Hola. Tú debes ser Kong, ¿verdad?– me interpela una voz femenina

–Sí, soy yo– respondo, intentando no mostrar mi disgusto.

Es Chun Hua. ¿Qué querrá? No creo que nada bueno. No nos conocemos de nada. Esperaba no tener que lidiar con ella directamente. La única razón que se me ocurre es que quiera fastidiar de alguna forma a mis pervertidas. Por suerte, no aparecerán. Si no, podrían pelearse.

Las he dejado durmiendo. He pasado la noche con ellas. Las he despertado muy sensualmente. Luego hemos tenido una larga sesión matinal. Se han vuelto a dormir. No saldrán hasta el mediodía.

–He oído hablar de ti. Del esclavo que ingresó en la secta como estudiante. Muchos siguen pensando en ti como un esclavo, me parece injusto. Así que he pensado que podría echarte una mano. Únete a nuestro grupo, así tendrás nuestro apoyo. El resto verán que eres uno de los nuestros y te tratarán con respeto. Mejor si dejas de ver a esas dos brujas. Lastran tu reputación– me ofrece.

Ya veo. Esa víbora pretende que deje a Liu y Lang. Todo lo demás es un pretexto. Incluso se acerca a mí medio seductoramente. Puedo ver un ligero atisbo de su escote. Oler la fragancia de su perfume. Es dulce y suave. Quizás le haya funcionado con otros. Con algunos de los que la están siguiendo. Que la miran con adoración.

Quiere aparentar ser magnánima. Tener buen corazón. Claro que yo conozco su verdadera naturaleza. Me gustaría abofetearla aquí mismo. Estoy tentado.

–Digno de lady Chun. Tiene tan gran corazón…– la elogia uno.

–Date prisa y arrodíllate para aceptar su generosa oferta– me apremia otro idiota.

–Tanta benevolencia… Nuestra lady Shu es una santa– sigue un tercero.

Me dan escalofríos. Supongo que se creen lo que dicen. O creen que pueden seducirla si actúan así. Lo que sea. No me interesa.

–Gracias por la generosa oferta, pero no puedo aceptar. Prefiero seguir mi propio camino, por duro que sea. Saluda a Zhi Mu de mi parte– la rechazo

Por unos instantes, se queda rígida. De sus ojos puedo percibir un brillo claramente hostil. Aunque rápidamente desaparece. Fuerza de nuevo una sonrisa.

–Es una lástima. No podremos protegerte así de posibles accidentes. Si cambias de opinión, ven a verme– ofrece, con una amenaza velada.

–Vaya un estúpido, rechazar una oferta tan generosa. Sigue siendo un sucio esclavo– me insulta uno de sus seguidores.

Me giro. Ignoro lo que sea que escupan por la boca. Mi última frase quizás era innecesaria. He mostrado claramente mi enemistad. Lo ha entendido perfectamente. Da igual. Prefiero que intente ir contra mí que contra mis chicas.

–Calmaros. Él no tiene la culpa de ser así. Me rompe el corazón que sea tan desagradecido– la oigo decir.

Diría que más que defenderme intenta agitarlos contra mí. Las repuestas de sus lameculos refuerzan mi teoría. Al menos son todos de nivel bajo. Aunque siempre pueden tener hermanos más poderosos. O esa víbora puede pedir ayuda a su hermana. Estaba en la etapa tres de Alma si no recuerdo mal. También tenía su corte de aduladores. Tendré que ir con cuidado. Pedirles que las vigilen. ¿Qué he hecho yo para ganarme tantos enemigos?

—————

La verdad es que el encuentro con Chun Hua me ha puesto de malhumor. Quizás por eso Hai está contra la pared. Con sus piernas y brazos a mi alrededor. Sus pechos apretados a mí. Mientras la empujo contra la pared a cada embestida. Dejándome llevar. Soy más bien brusco. Aunque añado qi para que lo disfrute.

–¡¡Aaaaah!! ¡Amo! ¡Tan duro!

La penetro de golpe hasta el fondo y me quedo unos segundos mirándola. Totalmente dentro de ella. Empotrándola contra la pared. Apretando mis dedos en sus nalgas. Ella con la boca abierta.

Cuando se recupera. Salgo y vuelvo a entrar. Volviéndome a quedar dentro unos segundos. Lo repito embestida a embestida. Reafirmo mi dominio sobre ella. Forzándola a mirarme. A mostrarme su rostro lleno de placer. A veces fuerzo un beso cuando estoy dentro. Lágrimas de placer le resbalan cuando se corre. No puede controlarse la última vez, cuando la lleno de mí.

Cuando la devuelvo, puede verse las marcas de mis dedos en sus nalgas. Se queda un rato estirada sin moverse. Con una sonrisa en los labios.

Tras practicar un poco. Empotro también a Rong contra la pared. Dándome la espalda. Puedo así contemplar su turgente culo. Manosearlo. Incluso azotarlo. A cada embestida, todo su cuerpo se aprieta contra la madera. Sus pechos hacen de amortiguadores. Enormes amortiguadores.

La follo igual que a Hai. Embestida a embestida. Disfrutando de su interior. Analmente. Dominándola. Reclamándola otra vez. Aunque ella se niegue a ser mía del todo. Y eso que es la única de mis esclavas que aceptó voluntariamente. Claro que era yo o las hienas. Eso no quita que le salvé la vida.

La lleno de mí. Varias veces. La cojo del pelo. La obligo a girarse. A besarme. No la suelto sino que ahora penetro su vagina. Bombeo rápidamente. A la vez que estrujo uno de sus pechos. No tardo mucho en volverme a correr. Ella también.

La suelto. La dejo caer. Llena de mí en los dos agujeros. Jadeando. ¿Quizás me he pasado un poco con ella? Aunque lo ha disfrutado…

–¿Estás bien?– le pregunto.

–Sí… Amo…– responde indecisa. Quizás sorprendida por la pregunta. O por la reacción de su cuerpo.

La devuelvo poco después. La dejo descansar un rato.

Yo tengo que practicar. Después comer con las chicas. Charlar con ellas. Jugar con ellas. Aunque no me dejan tener sexo. Casi nunca a esta hora. Aunque entiendo por qué. Las veces que nos hemos dejado llevar, hemos acabado perdiendo toda la tarde. Aunque ha sido divertido.

Me encanta estar con ellas. Wei me ha cogido del pelo. Terror me ha robado una nuez. Rayitas quizás encuentra mi cabaña un poco pequeña. Se la ve más animada cuando la saco por el bosque. Aunque no rechaza nuestras caricias.

–Ja, ja. Parecemos sus esclavos– ríe Liang.

Ella, Yu, Lang y yo la estamos acariciando. Está estirada sobre o junto a los cuatro. Wei juega con la cola. Song está recostada en mi hombro. Yi me da de comer entre risas. Varias veces me ha tirado la comida encima. No estoy seguro cuántas ha sido queriendo. La lame de mi cuerpo eróticamente.

Wang no nos hace mucho caso. Aunque no lo necesita, le encanta comer. Shi está jugando con Terror. Creo que le está enseñando algo. A ratos, me dice que le haga señales. Nuestra ratita obedece. Creo.

Luego hacemos una prueba con una de las salamandras. La traigo. No puedo devolverla. Parece asustarse de mí. Hasta que le ofrezco comida. Es la que más le gusta. No le han dado de comer para que estuviera hambrienta. Cuesta un rato, pero acaba comiendo de mi mano. Dejándose tocar. Es resbaladiza. Viscosa. Puedo devolverla de nuevo.

Haremos lo mismo con las otras. Para que se acostumbren a mí. Les han puesto nombre.

–Es Saluno– me la ha presentado Song, riendo.

Las otras son Saldos, Saltres, Salcuatro… No es muy original. El mayor problema es distinguirlas unas de otras. Ellas me aseguran de que es fácil. Quizás cuando las tenga juntas.

—————

Por la tarde, salgo para el mercado. Después de compartir una preciosa hora con Shu. Últimamente se lavan la cara al entrar. Se la vuelven a ensuciar al salir. Incluso los dientes. Dicen que soy el único que las ve así. Son adorables.

Me disfrazo y voy al mercado. Aprovechamos para comprar algunas cosas. Incluidas más hierbas para Wan. Ha prometido una y otra vez que no es un gasto. Que es una inversión. Que cuando pueda hacer píldoras, recuperaremos lo gastado.

Seguro que es verdad. Aunque llevará un tiempo. Por lo visto, al principio estropean muchas. Por ahora, es un gasto, pero podemos afrontarlo.

Luego salgo del mercado por un lateral y me vuelvo a disfrazar. Me aseguro de que no me sigan. Llego a la ciudad por el bosque. Hay animales salvajes, pero no son peligrosos en mi cultivación. Entro por otra puerta de la ciudad. Disfrazado de cultivador errante. Las chicas me han puesto un poco de barro en cara y manos antes de dejarme ir. No estoy seguro si era necesario o lo hacían para divertirse.

Avanzo por la ciudad, mirando de reojo a todos lados. Aunque me encuentre a mi querido estudiante, no creo que me reconozca. Pero mejor ser precavido.

Al cabo de unos minutos, estoy frente a la tienda que me ha indicado Hai. La que lleva su madre. Una de las tiendas secundarias donde está exiliada. He estado esperando hasta que estuviera un poco vacía. Tenía bastantes clientes. La mayoría hombres.

Entro y me atiende una joven de pelo azabache. Es esbelta, de proporciones modestas. Lleva un vestido ajustado verde, con varias decoraciones. Abierto por las piernas a los lados. Cerca hay una mujer de mediana edad. Con curvas mucho más pronunciadas y un vestido similar. Rojo. Supongo que es Guo Xua, la madre de Hai.

Tiene el pelo morado, recogido en un moño. Su vestido es más atrevido que el de la asistente. La abertura de las piernas empieza antes, casi a la altura de su cintura. Una tira roja sugerente parece pertenecer a sus bragas. Quizás su tanga. Más abajo empiezan unas largas medias. La piel del lateral de sus nalgas expuesta. Si se está de lado como yo.

Sobre sus pechos, el vestido también tiene una abertura. Deja visible algo de su escote. No demasiado. Solo sugiere. Es erótico.

Lleva bastante maquillaje. Sus pechos son más voluminosos que los de su hija. También lo es su culo. Tentador. El vestido no lleva mangas. Deja ver la piel blanca de sus hombros. La parte superior de sus brazos. El resto va cubierto de unos largos guantes negros.

Me mira. Nuestras miradas se encuentran. Me sonríe. Vuelve a atender a su cliente.

–Tengo leche materna para vender de etapas uno y dos. Estas son las muestras– informo a quien me atiende.

–Ahora lo compruebo. Espere un momento, por favor.

Se va a la parte de atrás de la tienda.

–Ahora vuelvo– oigo decir a Guo Xua.

También se va a la parte de atrás. Vuelve en apenas unos segundos. Su cliente se queda mirándole el culo, yo también. Su forma de caminar es bastante seductora. Sus caderas se mueven de lado a lado. Sin duda, tiene un gran atractivo.


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