Ethan Smith siempre había tenido mucha curiosidad sobre el profeta.
Parecía que lo sabía todo, recibiendo muchas noticias incluso antes que los superiores.
—Partiremos temprano mañana por la mañana —dijo Daphne Green.
Entre estas personas, parecía que solo Daphne Green conocía el paradero del profeta. Aparte de ella, Ricardo Bowman y los demás no sabían nada al respecto.
Claramente, el trasfondo de Daphne Green no era tan simple como parecía.
Cada uno de estos elegidos parecía tener secretos ocultos.
Noche.
Ethan Smith estaba sentado en un acantilado en el Segundo Reino Secreto, mirando la luna llena.
La luz de la luna bañaba la cara de Ethan Smith, iluminando sus rasgos afiladamente tallados.
Tenía una olla de vino en la mano, una olla de vino traída de la ciudad demoníaca, capaz de embriagar incluso a los artistas marciales.