Finalmente, llegaron al huerto de huesos. Los restos esqueléticos de los horrores muertos se alzaban sobre ellos, y el sutil y dulce olor que emanaba de la Mariposa Hueca impregnaba la niebla fluyente.
Los miembros de la cohorte miraban tensamente a su alrededor, inquietos por la espeluznante escena. Sin embargo, Sunny había estado en este extenso cementerio muchas veces. Caminaba despreocupadamente entre los huesos, apresurando sus pasos.
—Síganme. Está justo adelante.
Pronto, el Gran Monstruo se reveló entre la niebla. Aunque Sunny había explicado que no era peligroso, sus compañeros aún no podían evitar apretar más fuerte sus armas.
—¿Qué… diablos… es eso? —la voz de Jet sonó ronca.
Mirando hacia atrás, Sunny le dio una sonrisa pálida.
—Nephis y yo llamamos a estas criaturas Mariposas Oscuras. Hemos visto a otra en acción, mucho más arriba en la corriente… no hace falta decir, es una bendición que la que tenemos enfrente esté Hueca.